sábado, 29 de diciembre de 2012

Iceberg

Conozco a Celia
desde que soy niño
y sé que es un iceberg
A los diez años
ya podía chapotear
en la tristeza de sus ojos
Daba igual la luz
o la estación
No importaban las malas notas
ni los amores que ya se insinuaban
en el tiempo
como el escozor de una herida
que aún no ha sido infligida
Ellos
ajenos a todo
cubiertos
por una acuosa película
de fragilidad
devolvían la luz
con la pureza
de una réplica callada
Pero todos los que se atrevieron
a mirar
más allá del propio reflejo
supieron como yo
que aquellos ojos
encerraban
como un huevo
encierra una vida
secretos inabarcables
Conozco a Celia
desde que soy niño
y sé que es un iceberg

sábado, 22 de diciembre de 2012

Pero de otra manera

En mí se posa la tristeza
siempre que salgo del cine,
-tu mano tomada-
y a punto de fallecer la magia.
Siempre que cierro un libro
o despierto
tras un breve lapso de duermevela
en que la conciencia es una canción
que apenas recuerdo.
La vida es esto, sí,
pero de otra manera.
No sé qué sería de mi cuerpo,
a la deriva entre risas, brindis,
proclamas,
entre sueños rezagados,
engaños, publicidad,
ilusiones.
No sé qué sería de mi cuerpo,
mercancía en un flujo banal,
y deshecho.
Cáscara vacía cuando la esperanza
es un recuerdo,
noche sin estrellas,
relato sin audiencia
que se pierde en el silencio.
La duermevela siempre se quiebra,
el drama abre las esclusas
y lo anega todo.
Las palabras siempre escupen fin,
y lo devuelven - hablábamos del cuerpo mío-
a ese territorio yermo del que se sabe extraño.
Decía Lorca
que sólo el misterio nos hace vivir.
A mí el misterio me desgarra.
Pero el arte, como un ángel,
siempre me vigila
y nos ofrece su abrazo
y su delirio
cuando todo es tragedia.
Daría mi voz y mis naufragios
por una única certeza.
Al menos saber que esta
mano que tomas
es realmente la mía.
No sé qué sería de mi cuerpo
sin este roce espontáneo.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Breve carta de un autobús enamorado

Hoy deseas mi llegada.
La noche esputa sombras
y la tormenta se densa
como una película de plasma
derrumbando tus suspiros.
Al fin llega a tu parada
una luz,
luz díscola, la mía,
altiva la noche.
Subes y me recorres
hasta el último asiento,
como un escalofrío,
como un orgasmo.
Pose de siempre, silencio ensayado,
y la caricia.
Memoria táctil recorriendo mi cristal,
dibujando en el vaho
tu nombre,
estrellas,
círculos.
Te recuestas en mi abrazo,
un hombre te mira dibujar.
Se enamorará.
Lo sé como sé
que todas las cosas acaban
posándose en el silencio.
Fin de viaje,
hasta mañana,
te digo,
y no me oyes.
Nunca me oyes.
Caminar sin rumbo

domingo, 2 de diciembre de 2012

Allá afuera

Allá afuera nace un país
y cientoveintitrés niños,
muere una palabra
y mil cuatrocientas doce almas
Tú afilas una verdad.

Allá afuera algunos celebran,
el brillo de una cerveza
enciende un cerezo muerto,
un niño lucha por ponerse en pie,
y tu voz puntea la piel de otro hombre.

Allá afuera sigue la lucha,
la sangre corre río abajo,
un anciano olvida algo sabido,
y la presentadora de informativos
aún sonríe.
Mientras, tú mueres de amor.

Yo, mientras tanto,
me zambullo en poesía
y aguanto la respiración,
esperando que el agua atenúe
el rumor de una vida que no cesa.


Semana

No es un buen día,
te digo, y no miento.
No es un buen día, este,
en el que el añil del cielo
se llena de pájaros muertos
y luces de alarma.

El poeta rompe la pluma con su grito,
y yo camino a tientas,
sin atreverme a abrir los ojos
en esta tormenta de ceniza.

No es un buen día este
ni aquellos que le precedieron.
No fue, en fin, buena la semana,
que empezó vestida
con un plumaje blanco de esperanza
y muere, como todas,
con las alas empantanadas en fuel.

Será porque no atino a escuchar el ruido.
Será que mil orfebres
se empeñan en grabar
mi corazón.

Mil buriles y un mismo nombre
que se repite,
se repite,
se repite,
y me impide ver más allá.

A veces creo que estas semanas
son las más lúcidas.
A veces pienso que son un breve paréntesis
que un invierno de engaños se toma.
Quizá tenga razón hoy que me hundo en la tristeza,
con la paciencia de una isla.
Quizá esto sea la vida,
y no lo que celebro, ausente de mí,
en la oscuridad de otros cuerpos.
Quizá la vida no se celebre,
como nadie se atrevió
nunca a celebrar tu ausencia
-puede que el sol lo hiciera,
consciente al fin de su propio brillo-.

Pero qué importa esta diatriba
y las que la sucedan.
A fin de cuentas,
da igual.
Si hubiera pasado la semana celebrando
fiestas al amparo de la luna,
meciéndome en la duda y la inmediatez,
como las guirnaldas se mecían
aquella vida en la que me atreví a besarte,
tu pregunta hubiera sido la misma,
-qué tal todo-
y mi respuesta,
nunca pronunciada
y consciente de su inutilidad,
la que siempre pienso.

Qué importa ya,
-qué importo ya-
si no estás aquí.

martes, 27 de noviembre de 2012

Odio

Ojalá uno pudiera elegir a su musa,
escogerla de entre cientos de sonrisas
y secretos;
tomar su mano deliberadamente,
de entre un millar de iguales levantadas,
apretarla y no soltarla.

El amor es, en cambio,
un niño consentido.
¿Por qué si no habría
de inventarte aquel día
- inventarte sí, porque antes
de depositar en tí mis sueños
tú no existías-
en que gritaste te quiero en susurros?

¿Por qué si no habría ahora de odiarte
- ha dejado de ser desamor, y lo siento,
pero este corazón marchito y decrépito
ya no atina a sentir más que odio-
aquel día en que te cansaste de amar,
en que apartaste de mí la mano que juré
nunca soltar y marchaste?

No te odio por marcharte así.
Ya no soy aquel niño ingenuo,
consentido como el destino,
que adoraba los finales felices
como otros adoran dioses y Dioses.

Si te odio es por no haber tenido el detalle,
para con este engendro que te amaba,
de echar recuerdos felices
al fuego de la adoración que por tí profesaba.

Si te odio es por permitir que te rezara
en un altar desnudo,
sin tu imagen,
sin confesiones,
sin una triste mentira con la que consolarse.

Hasta el mismo Dios
regala a veces milagros
para que infieles como tú y yo
dudemos.

Tú no.
Preferiste quemar
cualquier oasis de esperanza.
Te fuiste y aquí persisto,
en un desierto de nostalgia
y abulia,
buscando briznas
a las que adorar.

Tratando de ver
en los ojos nebulosos de otras mujeres
tan infatigable
como inútilmente,
trazos de aquel verdor que en ti aún recuerdo.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Al principio me enfadé
porque rompió una regla tácita
que el parque y yo habíamos acordado.

Yo me comprometía a volverlo literatura
siempre y cuando nadie

jueves, 15 de noviembre de 2012

Pump

Está vacío.
No importa cuántas veces
lo agites o golpees.
No importa que grites
en susurros
ni que ruja la tormenta
en tus ojos de ceniza.

No te engaña la memoria.
Yo mismo lo puse ahí
a cubierto del frío
y del miedo;
a cubierto del odio
que a veces cubre al propio invierno
cuando el invierno nos cubre de blanco.

Aún perdura la sombra violeta
y el eco de sus palpitaciones.
Aún perdura la silueta dibujada
de las cuatro cámaras,
proporcionales en tamaño
dos a dos.

Pero la esencia ha muerto
como lo hicieron aquellos
que no siguieron nuestros pasos.
Como habrán de hacerlo
tus ojos y estas manos
que te escriben
cuando se apague la última luz
y mañana no exista.

Digiero con complacencia
que creas que yo lo hice desaparecer.
Tampoco sé dónde está
y la duda lo empantana todo.
Mi único truco de prestidigitador
es esta sonrisa serena
que te hace creer que llevo las riendas.

Respira.
No existen.




Si quiero ser poeta,
si quiero m

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Solo yo la he visto sonreír de verdad.
Disculpen la arrogancia,
pero solo cuando me mira,
aun sin conocerme,
sonríe de verdad.

Por eso todos creen que es la gemela buena,
porque no han visto sus colmillos afilados
y la luz irónica en unos ojos grandes,
que mantienen el pulso con los míos.

domingo, 11 de noviembre de 2012

La primera vez que la miré leía "Wilt"
pero no encontré asomo de humor en sus ojos.

martes, 6 de noviembre de 2012

Lágrima

Ojalá alguien le explicara, debía de pensar,
el porqué de esa lágrima
que a veces corría,
locura encabritada,
mejilla abajo,
y después ensayaba el salto
desde su barbilla.

No era soledad,
quizá nostalgia,
pero ¿de qué?
La gota por fin caía,
eterno abismo de tristeza,
manchando la tela
y la corrompida ilusión
de una felicidad proyectada.

Lo cierto es que el texto de la pantalla
llevaba tiempo muerto,
y ese ramo repentino de sentimientos encontrados
había estado muerto también
tiempo atrás,
cuando las letras vivían,
bailaban, gritaban
tratando de robar su atención,
sirenas frustradas por la indiferencia de Ulises.

El destino es una paradoja mal orquestada
y su ritmo decadente y enarmónico
habitaba esa lágrima suicida.

Lágrima que se encendía
a la vez que el ordenador
rememorando Pandoras,
traiciones y secretos,
nunca más cómplices.

Lágrima que mutaba,
humedad especulativa,
extorsión mínima al olvido,
y hubiera taladrado el tiempo y la distancia
si el orgullo no fuera un vicio inconfesable
y lo establecido el inamovible óptimo.

Cuántas veces,
cuántas veces lloraría
explicándose esa lágrima
con fórmulas inventadas,
hablándose de presentes
y quimeras,
un mal momento
lo tiene cualquiera,
y aquello ya pasó
hace tanto, tanto tiempo...

jueves, 1 de noviembre de 2012

Alaia

Alegría es del país de la nieve.
Su acento despide frío.
Su voz, calor.

Le sienta bien el invierno.
El viento juega con sus hijos.
El viento trina con su don.

Alegría se echa a la calle
si la noche se desploma.
Le pesa la nostalgia en la mirada.
Le pesa la impaciencia en el reloj.

Y en su canción suenan los montes,
los ríos, los sueños, las prisas,
espérame, te siento.
Rescátame del frío.
Protégeme del viento.
Te quiero, mamá, te quiero.
Cuándo llega el final.
Cuándo acaba este cuento.


Y en su canción la distancia encuentra ecos,
se achica, decrece,
y sus hijos la escuchan,
y se para el tiempo,
un tiempo de cantos de crisis y angustia,
un tiempo tenaz e indiscreto.

Un tiempo vulgar y furioso.
Un tiempo sin paz ni argumentos.



domingo, 28 de octubre de 2012

Aplauso

Disfracé mi neurosis de genio
y conseguí hacer creer a algunas musas,
risueñas y espontáneas al principio,
que mi sombra era cálida.

Disfracé mis miedos de encanto
y algunas quisieron seguirme,
aunque la brújula preguntara
siempre por el norte
y mi deambular a veces,
resultara demasiado improvisado.

Pero algo de atractivo
debieron de ver
en este tratar de encontrar
una razón de búsqueda,
y por eso algunas se dolieron
al bucear en mi bizantinismo
y verse bailando en un teatro
vacío y mal iluminado.

Al menos allí hace calor.
Al menos, aún siendo yo
la única audiencia
de sus giros de ingenio
y sonrisas,
nunca escucharán
un aplauso más sincero.

miércoles, 24 de octubre de 2012

viernes, 12 de octubre de 2012

Leave







"No puedo esperar por siempre"
Eso es todo lo que dijiste
antes de ponerte en pie.
Y no me decepcionarás
eso lo puedo hacer yo mismo
Pero me alegra que hayas venido.
Ahora, si no te importa

Vete, vete
y libérate al mismo tiempo.
Vete, vete.
No lo entiendo. De hecho ya te has ido.

Espero que te sientas mejor
ahora que ha acabado
lo que te llevó tanto tiempo.
La verdad tiene el hábito
de caerse de tu boca.
Pero ahora que ha llegado
si no te importa, 

Vete, vete
y hazte un favor al mismo tiempo.
Vete, vete y suelta mi mano.
Ya dijiste lo que debías.
Vete, vete y suéltate de mi mano.
Vete,vete.
Vete,vete.
Suelta mi mano.
Ya dijiste lo que debías.
Vete, vete.

domingo, 7 de octubre de 2012

Que luchen ellos

Podría ayudar que alguien parara el sol.
Al menos, si afuera venciera el negro,
dolería menos la conciencia de habitar esta sombra.

Que alguien lo apague ya, no esperen.
Todo es liviano allá afuera;
todo es constante fluir
que duele.
Ayudaría que el tiempo
pesara tanto como la nostalgia
y el reloj secundara nuestra rendición.

Que luchen ellos, amor.
Que luchen ellos que aún creen.
Nosotros ya sufrimos, ¿recuerdas?
Nos creímos gigantes
cincelando el sueño de otros.

Enjaulamos el miedo
y su captor (la fe)
imposibilitaba,
férreo,
la huida.

Pero la ilusión se tornó
muro infranqueable,
como esta casa y sus ventanas,
El sueño compartido, quimera.

Lo jugamos todo cuando no teníamos nada.
Pero ahora tengo tu voz y estas tardes,
mis dedos deshaciendo nudos en tu pelo.
el sueño que te robo y te engorda los párpados,
la luz, el hogar, futuro, interrogantes.

Que luchen ellos
que nunca han visto
la luz arrebatándote del sueño.
Yo ondeo la bandera
a cambio de un futuro incierto
contigo.

sábado, 6 de octubre de 2012

Cae el sol

Hoy me escudo en los versos de otros. En los de José Hierro concretamente.


Perdóname. No volverá a ocurrir.
Ahora quisiera
meditar, recogerme, olvidar: ser
hoja de olvido y soledad.
Hubiera sido necesario el viento
que esparce las escamas del otoño
con rumor y color.
Hubiera sido necesario el viento.

Hablo con humildad,
con la desilusión, la gratitud
de quien vivió de la limosna de la vida.
Con la tristeza de quien busca
una pobre verdad en que apoyarse y descansar.
La limosna fue hermosa -seres, sueños, sucesos, amor-,
don gratuito, porque nada merecí.
¡Y la verdad! ¡Y la verdad!
Buscada a golpes, en los seres,
hiriéndolos e hiriéndome;
hurgada en las palabras;
cavada en lo profundo de los hechos
-mínimos, gigantescos, qué más da:
después de todo, nadie sabe
qué es lo pequeño y qué lo enorme;
grande puede llamarse a una cereza
( "hoy se caen solas las cerezas",
me dijeron un día, y yo sé por qué fue ),
pequeño puede ser un monte,
el universo y el amor.
Se me había olvidado algo
que había sucedido.
Algo de lo que yo me arrepentía
o, tal vez, me jactaba.
Algo que debió ser de otra manera.
Algo que era importante
porque pertenecía a mi vida: era mi vida.
(Perdóname si considero importante mi vida:
es todo lo que tengo, lo que tuve;
hace ya mucho tiempo, yo la habría vivido
a oscuras, sin lengua, sin oídos, sin manos,
colgado en el vacío,
sin esperanza.)
Pero se me ha borrado
la historia (la nostalgia)
y no tengo proyectos
para mañana, ni siquiera creo
que exista ese mañana (la esperanza).
Ando por el presente
y no vivo el presente
(la plenitud en el dolor y la alegría).
Parezco un desterrado
que ha olvidado hasta el nombre de su patria,
su situación precisa, los caminos
que conducen a ella.
Perdóname que necesite
averiguar su sitio exacto.
Y cuando sepa dónde la perdí,
quiero ofrecerte mi destierro, lo que vale
tanto como la vida para mí, que es su sentido.
Y entonces, triste, pero firme,
perdóname, te ofreceré una vida
ya sin demonio ni alucinaciones.

jueves, 4 de octubre de 2012

Solo existes impresa

Yo también tengo un pasado
de veranos eternos
y penas definitivamente efímeras.

Pasado
en el que creí,
verso a verso,
grabadas en la médula,
cada una de tus mentiras.

Yo también tengo una coda a tí,
un reintegro emocional,
oportunidad a la redención,
oposición al olvido.

Orgullo
y esperanza,
pasión y un litigio,
que se prorroga,
con la tristeza.

Yo también tengo
sed de sueños,
preludio,
afonía de sueños,
resaca.

Sufragué con empeño
los fracasos,
y aún así,
sin esfuerzo,
a ti te fue mejor.

Yo también tengo a veces días
sin sueños,
orgullo, esperanza, oportunidades,
litigios, veranos, empeños.

Esos días solo me quedais tú
y una tristeza cómplice.
Tú, que ya solo existes impresa.
No importa quien te acompañe,
ni si su sonrisa es sincera.
No llorarás por mí
ni yo querré verte.



 El velo semitransparente del desasosiego un día se vino a instalar entre el mundo y mis ojos. Yo estaba empeñado en no ver lo que vi, pero a veces la vida es más compleja de lo que parece. Pensaste que me iba a quebrar y subiste tu apuesta, me hiciste sentir el sabor de mi propia cocina. Volví a creer que se tiene lo que se merece, la vida es más compleja de lo que parece. Todas las versiones encuentran sitio en mi mesa, Todas mis canciones por una sola certeza. No quiero que lleves de mi nada que no te marque. El tiempo dirá si al final nos valió lo dolido. Perderme, por lo que yo ví te rejuvenece, la vida es más compleja de lo que parece. Mejor, o peor, cada cual seguirá su camino... Cuánto te quise, quizás, seguirás sin saberlo. Lo que dolería por siempre, ya se desvanece, la vida es más compleja de lo que parece, la vida es más compleja de lo que parece, la vida es más compleja de lo que parece

sábado, 29 de septiembre de 2012

Nuevo curso y promesas viejas.
Estudiar más y no volver a enamorarme.
Nuevo curso y trampas viejas.
Un único sitio libre.
A su lado,
tu sonrisa.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Optimidad

Será porque tu excepción
confirma la regla
de que lo establecido es lo óptimo.

Será que no me habitúo
a la ausencia de tu boca
que se proyecta, fúnebre,
en mi mueca triste.

Será que los sentidos perciben
la disonancia manifestada
al alejarnos hasta un mirador remoto
a mil mundos de aquí
e intuir,
entre el polvo cósmico
esparcido en la Nebulae,
dos motas que debieran
estar más cerca,
unos centímetros apenas.

Distancia irrisoria,
que sin embargo,
todo lo altera.

Será por eso,
porque sé que lo óptimo
está a un puñado de centímetros
por lo que no me quedo parado.

Sin dejar de ansiar,
en perpetuo movimiento,
que mi fluir nos junte.


jueves, 20 de septiembre de 2012

Cuatro pulgadas

Mientras trato de secuestrar tu mirada
mis suspiros se pierden con el verano.
Imposible, una vez más,
mantenerte a esta orilla de la realidad.

Mis redes están rotas
y te aprovechas, huidiza,
de las circunstancias.

Mis redes están rotas.

Quizá debería cambiárselas
a esa sonrisa virtual
que atrae tu atención
a una dimensión imposible.

Cuatro pulgadas
bastan
para que mis pretensiones
aterricen,

Cuatro pulgadas
te hacen olvidar
mis dedos en tu pelo.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Nerviosa

Nadie, salvo yo,
podría delatar tu nerviosismo.

No apartas tus ojos de los míos.
La duración de tus pausas
es convencional.
Las palabras, precisas.
Los gestos, sistemáticos.

Nadie podría augurar
que aquí y ahora,
hablando de todo y de nada,
tu corazón galopa
y tú, desconcertada,
no atinas a encontrar la rienda.

Pero yo he aprendido
a mirar tu sombra,
que fuma ansiosa
y con los cuellos alzados
y trata de verlo todo sin mirar apenas.

Yo no puedo saber
si te escondes de mí o de tí misma,
del amor o de un secreto,
pero sé que esa serena atención
que posas en mis palabras es de mármol.

Y es tan pesada, amor, que mis palabras se quiebran.

Septiembre

Qué tendrá Septiembre
que lo vuelve todo poesía.
Cuál será su encanto.
Quizá sean las agujas del ocaso,
más tumbadas que nunca,
las que, recordándonos la existencia
de un Dios de plomo,
nos hacen refugiarnos en recuerdos.
Será que nos despedimos de la luz,
y emprendemos una agónica travesía
que nos lleva por un tiempo de nostalgias yermas
que ni los cuerpos sellados espantan.
Qué tendrá Septiembre,
que me revuelve la memoria
y te arranca del pozo profundo del olvido.
Diciembre te ama con desatada furia.
Marzo me enseña que un cuerpo
tiene más calor que el que da el recuerdo.
Junio juega conmigo a hundir tragedias.
Pero Septiembre te rescata,
más brillante, delgada, más guapa.
Como si el verano hubiera pasado por tí
y el resto del año hubiera tratado de evitarte.
Como si las dudas que me encorvan
contigo mostraran clemencia
y para tí no hubiera, salvo amar,
empresa indispensable.
En Septiembre envejezco,
y el resto del año trato de recuperarme.
Qué tendrá Septiembre.
Qué hará para cubrirnos
con su manto de lirismo.

Isla

Septiembre celebra de nuevo
la explosión de vida en el campus.
El aulario se llena con un remolino apresurado de voces,
un torrente juvenil que colorea las paredes blancas.
Sentada justo delante de mí,
Isla atiende callada.
Las flores del motivo de su vestido
maldicen en silencio el recogido de su pelo,
y buscan en vano la forma de trepar por su cuello.
Yo sueño - el profesor habla-
con ser hiedra eterna en ese tallo ebúrneo
que sostiene su cabeza.
Yo sueño- sigue hablando-
con habitar la humedad de su sombra
y resistir temporales e inviernos al abrazo de su risa.
Miro absorto el carro de la cremallera,
que, abrumado quizá por tanta belleza,
no llega a sellar el cierre.
Asoman aún tres dientes desnudos,
tres dientes buscando su par,
tres dientes y una invitación al deseo.
Así navego en las primeras tardes del curso,
soñando el mapa de deseo que me insinúa una cremallera.
Septiembre celebra de nuevo
la explosión de vida en el campus
y yo me siento su cómplice.

martes, 11 de septiembre de 2012

Vértigo

Me dan vértigo tus ojos.
Parecen tan profundos...
En ellos caben todas las verdades
y mentiras de este mundo.
En ellos caben la guerra
y la paz impuesta
de aquellos que te aman
con callada furia.
En ellos yacen
enterrados mis sueños.
En ellos me reflejo,
pequeño frente a ti
y me siento más cercano
a esa imagen reflejada
que a mí mismo.
Será que me devuelven
algo distinto a lo que les lanzo.
Será que endulzan
mi condescencia y
bruñen la armadura
que siempre visto.
Me dan vértigo tus ojos,
y no siempre admito
cuánto me marean
con su falsa violencia,
con esa ensayada atención
que parece diseccionar
mis movimientos
con una díscola mezcla
de reproche y ternura.
Me dan vértigo tus ojos
y a veces echo en falta
una barra que me ayude
a equilibrarme.
Pero tú ya sabes 
que me encanta el riesgo.
El riesgo y tus ojos.
Tus ojos y el vértigo.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Reencuentro

Llueve a cántaros.
Vaya un día eligió para un reencuentro.
Ten, sécate, estás en tu casa
-por supuesto no lo está-.
Ella asiente, cansada,
qué viaje tan largo,
¿en qué pensabas al comprar
una casa tan lejos del mundo?
Sonrío.
Siéntate,
estoy contigo en un momento.
Llevo su abrigo al armario.
Es el mismo, me parece,
aquel que llevaba
las largas tardes de invierno.
Reviso el fuego,
la cena pronto estará lista.
Descorcho una botella.
¿Aún bebes?
Menos, a él no le gusta.
Hago una mueca desde la cocina,
ella no puede verme.
Qué desastre,
pienso,
qué felices los días
en los que no hacían falta prolegómenos
para acuchillar con verdades.
¿No se te hace grande la casa,
con tantas habitaciones,
viviendo tu solo?
No contesto.
Finjo estar ocupado en la cocina.
Me ha sorprendido su rapidez.
Pensaba que haría falta
más tiempo y vino para que abriera fuego.
Me apoyo en la encimera.
Impecable, impoluta,
como toda la casa;
ella había avisado
de su visita con antelación.
¿En qué momento
empezamos a avisar
de las visitas?
¿Y cuándo
empecé a limpiarlo todo porque ella venía?
Ella, que tantas noches durmió
en el apartamento del centro;
ella que rumió felicidad
en ese cuartucho mal ventilado y sucio
en el que celebrábamos,
siempre de noche,
 estar vivos.
¿Cuándo crecimos de golpe?
Suspiro.
Me invento tareas
para aplazar la conversación.
Corto el pan.
Limpio, otra vez, la encimera.
Busco un jarrón grande,
uno que mantenga fresco su ramo de mentiras.
Lo lleno de agua.
Las coloco con cuidado.
¿Te gustan?
La miro en silencio y
me siento por fin a la mesa.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Sorprendida

No te di tiempo a recogerlo todo.
Cuando volví del trabajo,
más pronto de lo habitual,
te encontré sorprendida,
mirándome mirarte
y sin tiempo ya de ocultar
tus manos.

Pelabas certezas.
Retirabas la monda cuidadosamente
y dejabas relucir la duda,
desnuda,
brillante.

Aquel ente que fuimos

Como sé que a veces regresas del olvido para leerme,
yo también, a veces, hago malabares con recuerdos.
Empieza a ser incómodo recordar
lo que sentía cuando te reías,
me hablabas, me mirabas, me tomabas la mano...
y no poder rescatar del olvido tu risa,
tu voz,
tus ojos,
tu tacto.
Empieza a ser incómodo echarte de menos
y no acordarme de los nombres
que pusimos a los problemas,
de las excusas que improvisamos
y las huidas que planeamos.
Y en este fallido intento de abrazar sombras
y aferrarme a la brisa,
comprendo que no atiné a olvidarte
y me conformé con cubrir de dulce amnesia
aquel ente que algún día fuimos,
juntos,
y la risa
los contactos
y juegos compartidos.
Me abandonaste, sí,
pero nunca la nostalgia.

lunes, 20 de agosto de 2012

Paradójico

Eres la clase de persona que pregunta si puede hacer una pregunta

Sombra

Anoche volviendo a casa le dije a mi sombra
"Creo que soy especial"
y rompí el silencio del andamio y cemento.
Ella no contestó.
Parecía pensar
"Me gustaría creerte"
pero yo creo que en verdad lo hace.
Al fin y al cabo es la única que sigue conmigo.

domingo, 19 de agosto de 2012

Quizá sea eso

Cuando pases por mí
no dejes de visitar mis miedos.
A fin de cuentas son ellos los que me conforman,
el núcleo en torno al cual
se alza esta imponente decadencia.
Cuando te hartes de retrasos y medias tintas,
y te prometa el cielo y cada día
lleve a tu puerta estas manos vacías
adéntrate ahí donde otros no pueden
y aprende a ver la belleza de mis limitaciones.
Pasea por mis calles enrevesadas,
las manos juntas en la espalda,
la mirada alzada,
reparando en las grietas
que auguran demoliciones.
Pero quizá el amor sea eso.
Que sepas que me rompo,
tomar mi mano,
y esperar que todo pase.

jueves, 26 de julio de 2012

Y ya no sé si la tormenta está dentro de mí o fuera

Cosas que uno aprende cuando crece

He aprendido que el mundo es perfecto si no lo cuestionas,
que anhelar es la peor forma de conseguir que lo que deseas llegue.
Hoy sé que incluso en el silencio flotan palabras
y mecido en ellas te espero, sin saber aún quién eres.
Hoy sé que unos llaman esperanza a lo que otros llaman Dios,
y que muchas veces la confunden con un arma.
Soy consciente de que crecer es renunciar a tus sueños,
apilarlos en una rama mecida por el viento
a la que poder mirar cuando la nostalgia te pueda.
Ya lo dijo el rey del pensamiento:
La felicidad es una alegoría y la desdicha una historia.
Y en nuestra renuncia se suceden saltos, meandros
y remolinos que entrecruzan nuestras historias
y les dan sentido.
Somos lo que merecemos,
y a veces toca morir de miedo,
tristeza o celos
aunque no entendamos por qué.
Y es que la noria de las transgresiones gira irremediablemente
pero cuando uno es consciente de su rumor,
el peso de la pena parece ridículo.

martes, 17 de julio de 2012

Kafka en la orilla

Pero a lo largo de mi carrera como docente me he encontrado con varios casos semejantes. Con niños que tienen talento, y justamente porque lo tienen, los adultos que los rodean les van poniendo el listón cada vez más alto. Y suele pasar que esos niños, agobiados por los problemas reales que les plantean, vayan perdiendo gradualmente el entusiasmo y la alegría lógicos ante la meta superada. Los niños que se encuentran en esos ámbitos pronto acaban encerrándose en sí mismos, escondiendo sus emociones genuinas. Y hace falta mucho tiempo y esfuerzo para lograr abrir de nuevo sus corazones. La mente de los niños es muy maleable y se puede moldear de muchas maneras. Pero una vez que se ha moldeado y endurecido cuesta mucho volver atrás. En la mayoría de los casos es imposible.

viernes, 13 de julio de 2012

Macabro

A veces me entierro en profecías macabras
-ya sabes cómo es mi mente,
peor en sus delirios que las tramas de Murakami-.
Hay un pensamiento recurrente,
uno tan probable que se me antoja aterrador.
Un plan de ruta que cualquier navegador
escogería por ser el más factible.
A veces pienso, y me embarga la noche,
que cuando yo muera, tú no tendrás noticia.
A veces pienso , y esto es más difícil,
que cuando el ocaso estire sus brazos
me preguntaré día y noche
si tú aún habitas mi mundo.

sábado, 7 de julio de 2012

Lo que Patricia escribió afilando la bruma

Me parece que este blog llega a su fin. Nació para convertirla en literatura y no se me ocurre mejor forma que cerrarlo con algo que ella escribió. No dejaré de escribir pero ya es hora de cambiar canales y temas, ¿no es cierto? Después de las vacaciones os dejaré un nuevo link. Y ahí encontraréis otro de mis universos psicodélicos. Gracias a los que me leísteis y me leéis. Gracias a los que estuvisteis en los momentos buenos y en los malos, que tan fácilmente pueden deducirse de mis escritos. Gracias por acompañarme en este cubículo de emotividad sangrante. Ahora toca perseguir nuevos horizontes.




Lloraba por lo que mis actos avivaban, por los niños tirados en la calle, 
por los ancianos que eran robados,
por las cosas tan bonitas que escribías... en conclusión, lloraba por demasiadas cosas.
 Pero nunca había llorado de alegría. Y siempre me cuestioné cómo podrían hacer eso.
Nunca tuve claro que se pudiese, de hecho.


El otro día lo comprobé. ¡Dios! Es genial.
Estaba en el autobús de vuelta del viaje de estudios sentada con mi amiga de toda la vida.
 Ibamos presumiendo de nuestro nuevo móvil del cual no nos separábamos ni un sólo instante. 
Detrás iba él. Todavía le quería... pero no podía hacer nada.
No estaba segura de poder hacerle feliz como él merecía.


De hecho, no creo que pueda hacerle feliz a nadie.
¿Inseguridad? ¿Baja autoestima? Puede ser. Pero es inevitable.
 No conozco las razones por las que un tío como él: inteligente, divertido, 
querido  por todos y con unos preciosos colmillos podía querer a alguien como yo: 
bajita, normal, más gorda que delgada y sin dientes afilados a la vista.


Pero entonces, mi amiga se durmió e hicimos una parada en una gasolinera. 
Él tenía sueño, se percibía en su pelo desgreñado y sus ojos llorosos - aunque esos son más habituales-.
 Entonces, me atreví a preguntarle si podía sentarme al lado suyo y me dijo que sí.
 Por supuesto. Creo que el seguía queriendome y lo peor, es que yo no sabía cómo decirle que también.
 Que no sé por qué razón del destino, el karma, Dios o quien fuese esa fuerza 
provocaba un final trágico en mis relaciones.


Y se iba acercando el momento. La verdad, es que pensandolo en frío no es significativo.
 Pero Dios... me sentía tan bien. Bueno, no adelantemos acontecimientos.


Nos sentamos y me dejó un auricular. Me puso canciones de Ivan Ferreiro e Ismael Serrano. 
Me cantaba al oído y yo suspiraba por dentro. ¡Qué bonita voz!
Me apoyé en su hombro y poco a poco fui cerrando los ojos.
 Los abrí unas cuantas veces hasta que al fin, vi que él también los había cerrado. 
Y entonces, sonó una canción. Esta era de Maldita Nerea - Cosas que suenan a triste- y escuchaba la letra.
 Le tenía tan cerca y a la vez tan lejos.
 Entonces me repetí una vez más que besarle sería algo inapropiado e inconsciente.
 Y se me cayeron las lágrimas. Porque él me quería tal y como era y tenía que admitirlo de una vez. 
Porque había alguien que me podía querer y... lo mejor de amar, es ser correspondido. 
Y aunque no pudiera darle un beso... sentía que nos complementábamos, 
que siempre estaba presente y que lo nuestro nunca había terminado.
 No éramos buenos amigos, éramos una buena pareja.
 Pero sólo quedaban los restos en mi mente y en nuestros sueños.


Entonces... solo tendría que esperar. Aguantarme como lo había estado haciendo durante meses.
 No podía volver a hacerle tanto daño. No, por favor. No se merecía nada de eso.
En cambio, tenía que llegar el momento en el que mis deseos superasen mi lógica aplastante.
 Un bonito beso de despedida y reencuentro a la vez. Bonitos recuerdos que traer otra vez a la memoria.
 La próxima vez, dejaré que seques mis lágrimas. Junio siempre fue un buen mes.

viernes, 6 de julio de 2012

S

Nos encontramos por chamba
y yo apenas respondí
a tu sonrisa de plenilunio.
Es cierto que me pillaron
por sorpresa tus ojos
al doblar la esquina,
pero no menos cierto
que de haberse tratado
de un encuentro premeditado
mi reacción hubiese sido la misma.
Un saludo esquivo, apenas una mirada.
Entiendo tu enojo.
Entiendo que pienses
qué idiota este pibe
que persigue mis pasos
y cuando al fin me encuentra
se hace el airado.
Y quizá, no del todo,
tengas parte de razón.
Pero es que yo
no soy amigo del azar
y encontrarte
en Buenos Aires
no puede ser más que el preludio
de una historia inacabada:
un encuentro infértil
en el que chocar cristales
y brindar por el eco
de nuestro naufragio.
Y yo no quiero eso.
Si algún día hemos de juntarnos,
por favor, que no debamos dar gracias
al azar o la suerte
y que podamos congraciarnos
de nuestra voluntad y empeño.

jueves, 21 de junio de 2012

lunes, 18 de junio de 2012

Balance

Ahora que cuando despierto ella no es mi primer pensamiento; ahora que al acostarme su recuerdo no me asalta oculto en la espesura de la noche; ahora que su indiferencia ya no me rasga el alma... ahora es cuando hago recuento. No todo es bueno, por supuesto, y aún así, me alegra que haya pasado por mi vida. Han sido mucho más numerosos los días de desolación que los de alegría, ha imperado el desamor sobre el amor, la rosa no consiguió eclipsar la espina. Y aún así, ahora que sé que nuestros caminos se bifurcan irremediablemente, que la estela del deseo que arrastrábamos comienza a desaparecer, intuyo que no la pierdo del todo. Que aún llevo conmigo, muy adentro, trazos de ella.
Empecé a escribir para tratar de convertirla en literatura, y así me atreví a olvidarla. Me dijo que al elegir un futuro sin escritura estaba desperdiciando mi talento, y en aquellas horas en las que su voz era mi guía, trastoqué mis planes, retoqué mi hoja de ruta y, en efecto, me zambullí en un remolino de incertidumbre en el que este don, como ella lo llamaba, ha de mostrarme el camino. Aún no sé si he acertado. Veo el futuro con la curiosa aprensión del marinero que otea las nubes. Pero la intriga prevalece sobre el miedo.
Hablando de miedos, ella se dejó unos cuantos en mi trastero. El escepticismo con el que hacía antes frente a la idea del amor ahora se torna en un miedo visceral, un miedo que hunde sus garras en la incapacidad para superar las pérdidas, un miedo que me acompañó en su partida. He descubierto mis puntos débiles y he aprendido que aquellos que creía mis puntos fuertes no lo son en absoluto; al menos no en el grado que estimaba.
Ahora me quiero menos, eso es algo que aún trato de solucionar, pero sé que puedo querer enteramente, sin pretextos ni subterfugios, sin tamices que retiren los sacrificios. Soy mejor persona y sigo haciendo todo lo posible por disimularlo, pero como siempre, fallo al coreografiar la farsa.

No sé por qué creo que debo hacer balance. Ya escribí mucho sobre ella, ya la pensé en demasiadas ocasiones, ya dije millones de veces que nos enfrentábamos a finales, y los golpes en la trama siempre consiguieron quitarme la razón y prolongar nuestra historia. Pero algo ha cambiado. En otras ocasiones era yo el que necesitaba de una fuerza vital para hacer frente a un final. Ahora no. Es la dualidad típica de toda obra literaria. La historia termina ya sea a raíz de la voluntad del personaje o por culpa de las circunstancias, de un contexto que se densa y para con el que los personajes principales no disponen de herramientas para hacer frente. Y eso es lo que ocurre ahora. Quería que escribiera y hasta el momento mi principal historia ha sido la nuestra. Ella no entendía las ideas, las presunciones, invenciones, hipérboles y otros recursos que distorsionaban nuestras discusiones. No sabía que yo me dedicaba con secreto celo a narrar en mi mente todo aquello que sucedía.
El alivio del escritor cuando da las últimas puntadas a su texto siempre queda empañado por la desazón propia de todo final.

domingo, 3 de junio de 2012

Será

Será cuestión de nombres,
coincidencias,
confidencias
o que ya somos madrugada

Será que la ilusión
es caprichosa
o que los Lestrigones marchan
marcándonos el ritmo.

Será que, supersticiones a parte,
sé que el mundo acaba
y quiero compartir
su agonía con alguien.

Será que hoy es siempre todavía,
que Machado nos mira,
esperando impaciente nuestro encuentro.

 Será que de alguna forma,
 me recuerdas a ella
cuando una vez fuimos uno,
o a mi mismo cuando sonreír era rutina.

 Será que toda la vida es ahora,
que el tiempo se escurre
en cada uno de tus suspiros,
que la noche se desploma
en cada uno de tus pestañeos
o que la primavera y el calor
por fin deshibernan a los corazones y el deseo.

Será que me engaño o empiezo a quererte.
Será que ilusiona no conocerte aún del todo.
Será que te odio.
Pero no te marches todavía...

sábado, 26 de mayo de 2012

Tv

No podía soportar su mirada de reproche, así que le di la espalda escrutando los colores que la televisión escupía contra la pared posterior. A ella mi silencio le parecía ensordecedor y subía y subía el volumen de aquel estúpido programa. A mi me parecía ver nuestro futuro escondido en aquella penumbra cromática de violenta soledad. El segundero parecía hendirse en nuestros sentimientos, el tic, golpeaba al corazón, el tac, la esperanza. Y así tumbado, deseando poder mirarla sin ver su odio, grité. La dejé así, alarmada, culpándose-o quizá aliviada-. Aún revivo aquella noche en sueños. El eco del portazo siempre me despierta.

martes, 7 de febrero de 2012

Loable ciudad

Amanecía la facultad
presa de una epidemia de carteles
invitándonos a nacer para morir
o a comprar un disco de Lana del Rey.
Quizá un perezoso a cargo del pegamento y la brocha,
que quiso deshacerse de ellos en cuanto llegaron a sus manos;
quizá fuera el destino y su oscuro sentido del humor
aliados con el frío y mi gripe
el que apilaba tanto cartel junto.
Bilbao se volvía marea rojiblanca
y hablaba de gestas y épica.
De triunfos, gladiadores conquistando la arena
y nombres que la historia guardaría.
Era tanta la emoción que nuestras gentiles autoridades
atusaban los aledaños de la catedral que acogería el mito
invitando amablemente a sus parásitos y moradores
a llevarse el cartón del vino y el de otros menesteres
lejos de allí, para no enturbiar la fiesta ni enfriar ánimos.
Dedicamos dos segundos de obligada piedad y decencia
insultando a aquellos guardias y hablando de valores y otras mentiras.
Farfullamos hasta que el vino hizo efecto y después nos olvidamos,
para apoyar a aquellos héroes que se jugaban el honor por nosotros.
Loable ciudad.

viernes, 3 de febrero de 2012

Un poco también

Dime que me extrañas
o déjame caer
y volverme un crápula sin nombre,
probando mezclas secretas
con mujeres acordes a este clima tardío
de frío polar equivocado de época.
Adivíname entre el gentío,
sabineando para conquistar otras bocas,
y tallando versos al olvido
para que la fría losa
que supone no tenerte conmigo
acabe congelando a este maniquí sin más ropa
ni más abrigo
que un corazón que si bien resabiado
continua tan bueno, si se busca, como antaño.
Resulta que un tequila por cada duda
es buena manga seguro
y que el silencio no es buen remedio
ni para el servidor que predica compostura y reflexión.
Así que no me perdones nunca ser tan idiota.
Échame la bronca y tíñeme de cordura.
Alárgame el sueño un poco más.
Dime que me extrañas y que el mar
es mas pequeño sin tenerme,
que las copas de los pinos
no son tan inalcanzables
sin la sempiterna condescendencia
del mi, me, conmigo,
la constante referencia, si quieres, recordatorio,
de que si caes
volveré a ser nadie,
volveré a rondar mi purgatorio
de remordimientos y cardenales.
Pero antes de volver a todo aquello
me consuelo a mi mismo
mintiéndome y diciendo
que quizás tú, un poco también,
acabes echándome de menos.

Estampa invernal

Pasea- se arrastra, mejor dicho-
un anciano de pelo acorde a este día invernal,
y los copos que caen se mimetizan y deshacen en sus hombros.
Ya vio nevadas semejantes:
Un invierno la ventisca le retuvo en casa durante semanas.
Otro, nevaron bombas y metralla.
Y sin embargo, a los telediarios parece asustarles un poco de nieve.
En esas estaba el viejo cuando
le arrancaron de sus cábalas.

Una niña,
-poco más de dos años- chilló y rió
vomitando la sorpresa que le reparaba tanta magia cayendo.
Abría y cerraba las manitas, mirando el dorso y la palma de la mano.
Abría la boca y besaba los copos, los acariciaba con la lengua.
El viejo miró a la niña y fue como si aquella estampa le hubiera quitado el polvo
de tantos inviernos sin nieve ni abrazos.

Sin machismos

El miembro besó a la miembra
y se fraguó un amor no sexista.

martes, 31 de enero de 2012

No hubo revolución entre los ciegos de Saramago.
Cómo iba a haberla si vivían hacinados,
con los muertos apilándose, sitiados
y con ráfagas de balas invitándoles a no irse.
Cómo luchar sin armas ni ojos,
incapaces, disminuidos.
Nos sentimos extrañamente vulnerables
al avanzar sorteando páginas,
dejando que la banca ceguera nos bese a veces,
como en un gesto de gratuidad con los personajes

miércoles, 25 de enero de 2012

Hundimiento

Puedo pasarme tres vidas rumiando mi amor
sin llegar a otra conclusión que la de quererte.
Sigo pensándote como mi mitad
Sigo pensándome como polvo que te orbita
cuya presencia y ausencias apenas constatas.
Te pienso tanto que olvido cuidarme
y para cuando quiero darme cuenta me asolan los problemas.
Nos falta contexto y nos sobra distancia.
La diferencia la marca que yo no puedo aguantar ver el hundimiento.
Y no encuentro solución donde para tí no hay problema.

lunes, 23 de enero de 2012

A escondidas

No sabes qué es tristeza
hasta que el amor es lágrima
y aprietas los ojos.
No sabes qué es dolor
hasta ver tu alma brillando
en unos ojos que se alejan.
No sabes qué es amor
hasta que lloras a escondidas
para que tu llanto no haga daño.

domingo, 22 de enero de 2012

Nacer

¿Recuerdas cuando dormiste en el coche
escapando de un exámen suspenso
mecida en alcohol y promesas
y vimos juntos el atardecer
y amanecer peleando el frío?
Ahí nació mi amor.
Observando por vez primera
tu rostro sin pintura,
tus pestañas sin fuel,
tus labios sin más rojo
que el de los míos,
tus pómulos sin más color
que el que yo dibujaba.
Tus párpados hinchados
por la falta de sueño
y tu sonrisa,
más bella que nunca,
desafiando al alba.
Ahí nació mi amor,
devorándome un poco la cordura,
ofreciéndote escapar
sin más respuesta que tu risa.
Ahí nació mi amor
cuando acercabas tu sonrisa
a mis labios.
Yo mordía los tuyos y te enojabas
y brindábamos
por la breve intensidad
de ese amor caduco.
Era un tiempo extraño.
Yo apenas dormía
pensando en amores inalcanzables.
Pero tú cogiste con dulce furia mi rostro
y susurraste te obligo a soñar
como si mis sueños fueran tuyos,
como si dormido te perteneciera igual que despierto.
Ahí nació mi amor
recomponiéndose de alguna derrota
y se acurrucó entre tu sonrisa y los susurros,
despierto aquella noche
en la que el sol conquistó el Fiat.

viernes, 20 de enero de 2012

-

Si nunca pido nada no es porque no lo necesite.
Y a veces soy tan obvio en mis silencios
que me hunde que no tengan respuesta

jueves, 19 de enero de 2012

Sin título

Quisiera decirte de una vez por todas las palabras que salen de mi corazón y se quedan sin oxígeno en mi cerebro. Encontrar los códigos de reconocimiento, los artificios gráficos y semánticos que necesito para atrapar mis ideas en papel. Pulir la semiótica hasta perfeccionarla y perforar tus sentidos. Saber descorchar la utopía, enfrentar los fantasmas. Soy un Mersault extranjero a todo, sobre todo a sí mismo, que se encuentra al hallar tu sonrisa. Soy laringe irritada de gritar silencios que desgarran. Soy pupila vibrante que no se acostumbra a esta oscuridad. Fóvea apagada. Cristalino multiforme que se adapta instantáneamente a los trazos de tu belleza. Soy abismo en la memoria, temor constante a encontrarte y no hallar las palabras, a perder la cordura, el acorde, la nota precisa. Temo perder lo que nunca tuve. Lo que nunca pierdo: la esperanza afilada con la que me araño las muñecas los días de resaca en los que el arcoiris no es más que sonrisa dada la vuelta.
Ya me conoces. Tengo mil violines desafinados en la cabeza que no me dejan oír el silencio y se obstinan en tejer conspiraciones. Soy el patrón de un barco encallado, el náufrago que a falta de tabla de salvación se abraza a las olas. Fui el primero en dejar de ver en tu ensayo sobre la ceguera. Fui el tercero en saltar en Reichenbach pero nadie me recuerda. Estoy menos cuerdo de lo que solía. Pero sigo siendo el mismo que mezcla las verdades con saliva y provoca aludes dentro de sí. Soy el epílogo de una historia no empezada. El dummie que no conoce a su ventrilocuo. Ya solo me quedan las ideas que se corrompen de tanto pelear entre sí. Pierdo confianza en las metáforas, y los símiles y los artificios retóricos que investigo sin audiencia. Pierdo confianza en mí mismo.

Sigo llenando sacos de mentiras y tragedias, y excusas y nombres que no significan nada para mí. Me alarma el sonido del segundero, ese estrépito horrible que me obliga o ovillarme y llorar temblando. Descubro a veces un Cementerio en mi cabeza, y lo recorro hasta perderme. A veces tardo semanas en encontrar la salida. Pero peor es no saber qué buscaba. ¿Qué busco? ¿Que me atrape una falsa esquizofrenia como a McMurphy y deleitarme en su originalidad, esperando que firmen la sentencia? ¿Remendarme la tristeza hasta que los bajos sangren? ¿Continuar la introspección hasta destrozarme? Seguiré dando dentelladas a ciegas antes de mendigar el cariño que necesito porque tengo una especie de orgullo escondido muy selecto en sus exigencias que no lidia nada bien con mi falta de amor propio.

Nunca doy respuestas porque fabrico demasiadas preguntas para idear más respuestas de las admisibles. Quisiera decirte de una vez por todas las palabras que salen de mi corazón y se quedan sin oxígeno en mi cerebro. Vomitar el terror y el odio. Gritar y llorar hasta vaciarme y dormir en tu regazo sin pedirte más que que seas la vigía de mi sueño. Quisiera obligarte a querer despejar mis dudas, aun no pudiendo. Solo notar que quieres hacerlo. Notar que quieres. Notar las vibraciones. Notar que quieres. Las oscilaciones. Notar que quieres. Sonreír de veras. Sonreír contigo. Notar que quieres. Y estoy tan acojonado...


miércoles, 18 de enero de 2012

+

Le pedí al santo tenerte siempre a mi lado.
Cuando volví, ya te habías ido.

Manjarín

Camino a Santiago,
llegamos a un lugar insólito,
paraje escondido entre montañas,
minúscula cabaña entre gigantes de tierra.
Allí, el último templario
vendido al marketing.
Merchandasing espiritual.
Envuelto en su capa de locura mediática,
vendía pulseras, recuerdos, aromas.
Compré algunas cosas.
No soy la clase de gente
que ve necesario abonarse a souvenirs
para decir a la persona de la que nunca se olvida
que no se olvidó de ella.
Compré algunas cosas.
Y después la vi.
Estaba semienterrada entre collares preciosos.
Era verdaderamente antiestética.
Desteñida, deshilachada.
Una pulsera inquietantemente repulsiva.
La compré y aún la guardo.
Regalar cosas bonitas es más sencillo.
Regalar algo tan feo debe significar mucho.
Aún la guardo, esperando dueño.
Camino a Santiago,
llegamos a un lugar insólito,
paraje escondido entre montañas,
minúscula cabaña entre gigantes de tierra.
Allí, el último templario,
vendido al marketing.
Merchandasing espiritual.
Envuelto en su capa de locura mediática,
vendía pulseras, recuerdos, aromas.
Compré algunas cosas.
No soy la clase de gente
que ve necesario abonarse a souvenirs,
para decir a la persona de la que nunca se olvida,
que no se olvidó de ella.
Compre algunas cosas.
Y después la vi.
Estaba semienterrada entre collares preciosos.
Era verdaderamente antiestética.
Desteñida, deshilachada.
Una pulsera inquietantemente repulsiva.
La compré y aún la guardo.
Regalar cosas bonitas es más sencillo.
Regalar algo tan feo debe significar mucho.
Aún la guardo, esperando dueño.

martes, 17 de enero de 2012

P

Sin mí eres más

Vivo

Correr y exprimir la naturaleza.
Sentir los latidos,
mi corazón galopa.
Ausculta mi respiración,
¡Diagnostícame!
El sudor baila y desciende
simulando meandros.
Estoy vivo.
Adrenalina, fuego.
¡Estoy vivo!
Ya no alcanzo a pensar en otra cosa.
Ni quiero.
Jadeo, pero siento el pecho
lleno de tambores.
Y el frío apenas me importa.
Tengo las manos entumecidas,
mi aliento es vaho,
el recuerdo, garabato inconsistente.
Toqué fondo.
Enloquecí. Fui Mersault postizo.
Reaccioné.
Vi la luz. Comprendí todo de golpe.
Renací. Ave Fénix. Pablo de Tarso.
Vi una luz nacer.
En el fondo de mi pecho.
Donde no hubo nada tanto tiempo.
Sonrío. Funciono.
Muevo los dedos y me deleito en su movimiento.
Acaricio el mástil, curvas anheladas.
Este no soy yo.
¿Qué ha sido del miedo?
¿Y la tristeza?
Estoy vivo. Crédulo. Capaz.
Derrumbo decorados en mi carrera.
Uno tras otro.
El grosor es cada vez mayor.
Empiezan a provocar estrépito al caer.
Se arañan, se cortan, se quiebran, se parten, se destruyen.
Mi voz es rugido.
Cae el último y veo el mar.
Soy ola y marea.
Soy tormenta acristalada.
Soy torrente encauzado.
Ansío escapar.
Desbordar las normas.
Destruir convenciones.
Aplacar iras, desmontar ilusiones.
Acelero y respiro.
Me araña una zarza. Empiezo a sangrar.
Soy humano mas no importa.
No hay límites. No donde yo vivo.
Que nadie me pare. Que nadie lo intente.
Adrenalina, sudor, espasmos.
Que nadie me pare. Es mi turno.
Ellos lo saben y tienen miedo.
Pero es un miedo irracional, innecesario.
Todo va a mejorar. Desde hoy. Por siempre.
Todo es esperanza.
Soy caballada salvaje.
Soy furia.
Tramontana en un mar de esperanza.
El sol emite destellos.
Estoy vivo

jueves, 12 de enero de 2012

Zarpar es lo único que impide encallar



Le he puesto sonido de gaviotas porque soy un friki

Zarpar

Subo la letra. Mañana subiré la canción.

Reconozco que esta fue
la historia que me hizo ver
que sí soy vulnerable.
Reconozco que al marchar
me hice el duro.
Pero sabes que en el fondo no había nada.
Todo era fango
y yo estaba varado.

Aún pudiendo despejar
toda esta ecuación
no habría forma de llegar
al núcleo del error.
Lo peor es que al marchar
me dejaste conmigo.
Y me cuesta admitir que no respiro
si me miras.

Sin duda hemos rescrito la obviedad:
Que nuestros cuerpos nunca encajarán.
Es el momento de saber que zarpar
es lo único que impide encallar.

Sin duda hemos rescrito la obviedad:
Que nuestros cuerpos nunca encajarán.
Es el momento de saber que zarpar
es lo único que impide encallar.

lunes, 9 de enero de 2012

Baile

La coreografía no era tan larga.
Ninguno de los dos sabe
qué estuviste haciendo conmigo.

domingo, 8 de enero de 2012

Dolor

Acostumbrado a la soledad,
la compañía dolía.

Ya no sueño
Soy la infancia de Chinaski.

Valientes

Cuando hablan de ello
rápidamente lo relacionan con alguien cobarde.
Qué fácil es hablar.
Cuando hablan de ello
dicen que es cosa reservada para egoístas.
Que pensando en los demás nunca lo hubieran hecho.
Que saltar o tragar aquellas pastillas
era una forma de escapar a sus responsabilidades.
Sin embargo, cuántas veces hubiéramos deseado desaparecer,
dejar de existir. Apretar un botón y matar hasta nuestro recuerdo.
Cuántas veces y qué poco aplomo.
Cuánto miedo al dolor. A los segundos anteriores.
Y la tiniebla sucesiva.
A la incertidumbre.
Aquellos que bailan al miedo
es porque no pueden esperar algo peor después.
Para mí no son cobardes.
Munchausen murió solo.

Debe sonar estúpido

Debe sonar estúpido,
sobre todo sin mi voz lúgubre acompañándolo.
Debe sonar estúpido
pero a veces mi sorna no es tan alegre.
A veces la veo entre el gentío
y me alejo.
Se me hiela la sangre al verla
doblar la esquina con sus amigas.
A veces la encuentro con él,
se besan y abrazan
y yo y mi miedo nos vamos.
Sonará estúpido, al menos
para quien no me conozca,
pero al esperar el autobús
me alejo unos pasos y visito la esquina
en la que vivían nuestros besos.
A veces la encuentro,
en nuestra esquina.
Sus besos siguen ahí.
Y tampoco está sola.
Hubo un día en que buscando a mis amigos,
la encontré al final de la barra.
Ella pidió más ginebra.
Sonreí. Marché a casa.
Debe sonar estúpido
que la vea tantas veces y ella a mí tan pocas.
Quizá no. Porque nunca es ella.
A veces se le parecen.
Últimamente ni eso.
Debe sonar estúpido. Lo es.
Subconsciente obstinado en hacer saber
a mi conciencia lo que de sobra conoce:
Que no sé olvidarla.
Hay un hombre en la Barcelona nebulosa
que describe Zafón

miércoles, 4 de enero de 2012

Sigo igual

Sigo igual.
Soy el niño pequeño
que se levanta la postilla
y llora al verla sangrar.

Egun euritsu batzuen ostean

Tras unos días lluviosos las mismas dudas de siempre.
Después de que el llanto invisible anegara las calles,
inundara mis rezos, explorara las cumbres.
Después de que la familia estallara en mil bucles,
como la primera implosión que crea una vida.
Después de perderte hasta en sueños, de desmerecerte
en ensoñaciones profundas, sin saber aún quien soy.
Después de acuñar bloqueos emocionales,
de temblar aferrado a las sábanas,
de no dormir por temor a despertar.
Después de odiar la lluvia sin ni siquiera pedir luz.
De afilar utopías con las que suicidarme.
Después de renunciar a mis sueños,
de perder el concurso a la vida,
de encallar en podridos besos,
de oscurecer el sol con sonrisas negras.
No puedo, no sé, no puedo.
No aguanto el credo de las cosas que odio.
Y me odio a mi mismo.
Tan fácil, tan simple.
Después de unos días lluviosos,
el problema sigo siendo yo.

lunes, 2 de enero de 2012

Melismática pura

Lo más difícil,
lo más hermoso que alguien puede hacer
es deja marchar a la persona que quiere.
Dejar de perderse en los caminos rectos.
No es la mejor opción.
Es sólo la semilla de futuras frustraciones,
de arrepentimientos.
Aún así tu paz, o un paso más hacia ella.
Estoy seguro de que serás más feliz.
Al menos tendrás un problema menos.
Un problema menos ahora
que empiezas a encontrar tu camino.
Que no nos olviden
los que no creían en la magia.
Ojalá un día podamos subirnos en un giro del guión.
Ojalá este adiós no sea un hasta siempre.
Ojalá alguien te quiera como te quiero,
como te quise.
Ojalá pueda volver a querer como te quiero,
como te quise.

domingo, 1 de enero de 2012

Hasta las historias mal contadas tienen final

Algo que define a una persona grande es saber cuándo alguien no lo quiere a su lado.
Mejor así. Para mí no, claro, pero eso nunca ha importado demasiado.
Mi regalo de año nuevo será apartarme de en medio. El mejor que nunca te he hecho.
Hasta mis historias mal contadas tienen un final.

EL PRIMERO DE ENERO


El primero de enero, tararí,

será tan gris como un jueves cualquiera,

sin Drácula escalando el Pirulí,

ni marcianos cruzando la frontera.



Más de lo mismo bajo el cielo añil,

Cronos en su fugaz trono vacío,

la anoréxica luna giligil

no exportará vacunas contra el frío.



Llenare otro galpón municipal

y esperaré el diluvio universal

viendo crecer el bosque por la acera.



El primero de enero (del dos mil),

aunque siga muriéndome por ti,

me iré con la primera que me quiera.


Joaquín Sabina