A veces me entierro en profecías macabras
-ya sabes cómo es mi mente,
peor en sus delirios que las tramas de Murakami-.
Hay un pensamiento recurrente,
uno tan probable que se me antoja aterrador.
Un plan de ruta que cualquier navegador
escogería por ser el más factible.
A veces pienso, y me embarga la noche,
que cuando yo muera, tú no tendrás noticia.
A veces pienso , y esto es más difícil,
que cuando el ocaso estire sus brazos
me preguntaré día y noche
si tú aún habitas mi mundo.
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