jueves, 26 de julio de 2012

Cosas que uno aprende cuando crece

He aprendido que el mundo es perfecto si no lo cuestionas,
que anhelar es la peor forma de conseguir que lo que deseas llegue.
Hoy sé que incluso en el silencio flotan palabras
y mecido en ellas te espero, sin saber aún quién eres.
Hoy sé que unos llaman esperanza a lo que otros llaman Dios,
y que muchas veces la confunden con un arma.
Soy consciente de que crecer es renunciar a tus sueños,
apilarlos en una rama mecida por el viento
a la que poder mirar cuando la nostalgia te pueda.
Ya lo dijo el rey del pensamiento:
La felicidad es una alegoría y la desdicha una historia.
Y en nuestra renuncia se suceden saltos, meandros
y remolinos que entrecruzan nuestras historias
y les dan sentido.
Somos lo que merecemos,
y a veces toca morir de miedo,
tristeza o celos
aunque no entendamos por qué.
Y es que la noria de las transgresiones gira irremediablemente
pero cuando uno es consciente de su rumor,
el peso de la pena parece ridículo.

4 comentarios:

  1. Preciosos versos y con muchas verdades, aunque me vas a permitir que sobre lo de "SOMOS LO QUE MERECEMOS" te pregunte que me lo expliques en toda su extensión, porque sólo lo entiendo en parte. Lo veo;

    En el conjunto de la humanidad: somos responsables de nuestra Historia.

    En algunas responsabilidades personales: si no eres amable, no pretendas demasiadas amabilidades a tu alrededor, etc.

    ¿Se merecen los del Cuerno de Africa las sequías y las hambrunas?

    ¿Y la vida de los niños de los estercoleros, en Brasil por ejemplo?

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    1. Quizá el verso no sea del todo afortunado. Es verdad que el contexto al que me refiero es bastante más reducido; habla de lo cotidiano, la rutina. Ni los niños del Cuerno de África se merecen morir de hambre, ni algunas familias españolas merecen tener a todos sus miembros en el paro(por no poner ejemplos tan lejanos). Pero estarás de acuerdo conmigo en que las personas tenemos tendencia(igual sea cosa mía pero no lo creo así) a sentir cierto desazón al recapitular, albergando la sospecha(no se suele exteriorizar porque probablemente al exponerla uno se daría cuenta de lo inconsistente del pensamiento) que uno, y sólo uno, con su actos, aciertos y errores es el causante y el desencadenante de su situación actual.
      A mi me suele pasar, sobre todo al intentar explicar cosas que me han salido mal y creo que es culpa de esa tendencia de fustigarnos que tenemos algunas personas(yo creo que casi todas).
      A eso(creo) me refería con ese verso.

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  2. Yo opino igual que Julen. Muchas veces buscamos culpables para exonerarnos de nuestra responsabilidad.

    Un saludo.

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  3. No estoy seguro de haberme explicado bien del todo

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