viernes, 6 de julio de 2012

S

Nos encontramos por chamba
y yo apenas respondí
a tu sonrisa de plenilunio.
Es cierto que me pillaron
por sorpresa tus ojos
al doblar la esquina,
pero no menos cierto
que de haberse tratado
de un encuentro premeditado
mi reacción hubiese sido la misma.
Un saludo esquivo, apenas una mirada.
Entiendo tu enojo.
Entiendo que pienses
qué idiota este pibe
que persigue mis pasos
y cuando al fin me encuentra
se hace el airado.
Y quizá, no del todo,
tengas parte de razón.
Pero es que yo
no soy amigo del azar
y encontrarte
en Buenos Aires
no puede ser más que el preludio
de una historia inacabada:
un encuentro infértil
en el que chocar cristales
y brindar por el eco
de nuestro naufragio.
Y yo no quiero eso.
Si algún día hemos de juntarnos,
por favor, que no debamos dar gracias
al azar o la suerte
y que podamos congraciarnos
de nuestra voluntad y empeño.

1 comentario:

  1. El eterno inconformista incapaz de disfrutar de lo que el destino, el azar o la casualidad te brinda gratis.

    ResponderEliminar