martes, 31 de enero de 2012

No hubo revolución entre los ciegos de Saramago.
Cómo iba a haberla si vivían hacinados,
con los muertos apilándose, sitiados
y con ráfagas de balas invitándoles a no irse.
Cómo luchar sin armas ni ojos,
incapaces, disminuidos.
Nos sentimos extrañamente vulnerables
al avanzar sorteando páginas,
dejando que la banca ceguera nos bese a veces,
como en un gesto de gratuidad con los personajes

miércoles, 25 de enero de 2012

Hundimiento

Puedo pasarme tres vidas rumiando mi amor
sin llegar a otra conclusión que la de quererte.
Sigo pensándote como mi mitad
Sigo pensándome como polvo que te orbita
cuya presencia y ausencias apenas constatas.
Te pienso tanto que olvido cuidarme
y para cuando quiero darme cuenta me asolan los problemas.
Nos falta contexto y nos sobra distancia.
La diferencia la marca que yo no puedo aguantar ver el hundimiento.
Y no encuentro solución donde para tí no hay problema.

lunes, 23 de enero de 2012

A escondidas

No sabes qué es tristeza
hasta que el amor es lágrima
y aprietas los ojos.
No sabes qué es dolor
hasta ver tu alma brillando
en unos ojos que se alejan.
No sabes qué es amor
hasta que lloras a escondidas
para que tu llanto no haga daño.

domingo, 22 de enero de 2012

Nacer

¿Recuerdas cuando dormiste en el coche
escapando de un exámen suspenso
mecida en alcohol y promesas
y vimos juntos el atardecer
y amanecer peleando el frío?
Ahí nació mi amor.
Observando por vez primera
tu rostro sin pintura,
tus pestañas sin fuel,
tus labios sin más rojo
que el de los míos,
tus pómulos sin más color
que el que yo dibujaba.
Tus párpados hinchados
por la falta de sueño
y tu sonrisa,
más bella que nunca,
desafiando al alba.
Ahí nació mi amor,
devorándome un poco la cordura,
ofreciéndote escapar
sin más respuesta que tu risa.
Ahí nació mi amor
cuando acercabas tu sonrisa
a mis labios.
Yo mordía los tuyos y te enojabas
y brindábamos
por la breve intensidad
de ese amor caduco.
Era un tiempo extraño.
Yo apenas dormía
pensando en amores inalcanzables.
Pero tú cogiste con dulce furia mi rostro
y susurraste te obligo a soñar
como si mis sueños fueran tuyos,
como si dormido te perteneciera igual que despierto.
Ahí nació mi amor
recomponiéndose de alguna derrota
y se acurrucó entre tu sonrisa y los susurros,
despierto aquella noche
en la que el sol conquistó el Fiat.

viernes, 20 de enero de 2012

-

Si nunca pido nada no es porque no lo necesite.
Y a veces soy tan obvio en mis silencios
que me hunde que no tengan respuesta

jueves, 19 de enero de 2012

Sin título

Quisiera decirte de una vez por todas las palabras que salen de mi corazón y se quedan sin oxígeno en mi cerebro. Encontrar los códigos de reconocimiento, los artificios gráficos y semánticos que necesito para atrapar mis ideas en papel. Pulir la semiótica hasta perfeccionarla y perforar tus sentidos. Saber descorchar la utopía, enfrentar los fantasmas. Soy un Mersault extranjero a todo, sobre todo a sí mismo, que se encuentra al hallar tu sonrisa. Soy laringe irritada de gritar silencios que desgarran. Soy pupila vibrante que no se acostumbra a esta oscuridad. Fóvea apagada. Cristalino multiforme que se adapta instantáneamente a los trazos de tu belleza. Soy abismo en la memoria, temor constante a encontrarte y no hallar las palabras, a perder la cordura, el acorde, la nota precisa. Temo perder lo que nunca tuve. Lo que nunca pierdo: la esperanza afilada con la que me araño las muñecas los días de resaca en los que el arcoiris no es más que sonrisa dada la vuelta.
Ya me conoces. Tengo mil violines desafinados en la cabeza que no me dejan oír el silencio y se obstinan en tejer conspiraciones. Soy el patrón de un barco encallado, el náufrago que a falta de tabla de salvación se abraza a las olas. Fui el primero en dejar de ver en tu ensayo sobre la ceguera. Fui el tercero en saltar en Reichenbach pero nadie me recuerda. Estoy menos cuerdo de lo que solía. Pero sigo siendo el mismo que mezcla las verdades con saliva y provoca aludes dentro de sí. Soy el epílogo de una historia no empezada. El dummie que no conoce a su ventrilocuo. Ya solo me quedan las ideas que se corrompen de tanto pelear entre sí. Pierdo confianza en las metáforas, y los símiles y los artificios retóricos que investigo sin audiencia. Pierdo confianza en mí mismo.

Sigo llenando sacos de mentiras y tragedias, y excusas y nombres que no significan nada para mí. Me alarma el sonido del segundero, ese estrépito horrible que me obliga o ovillarme y llorar temblando. Descubro a veces un Cementerio en mi cabeza, y lo recorro hasta perderme. A veces tardo semanas en encontrar la salida. Pero peor es no saber qué buscaba. ¿Qué busco? ¿Que me atrape una falsa esquizofrenia como a McMurphy y deleitarme en su originalidad, esperando que firmen la sentencia? ¿Remendarme la tristeza hasta que los bajos sangren? ¿Continuar la introspección hasta destrozarme? Seguiré dando dentelladas a ciegas antes de mendigar el cariño que necesito porque tengo una especie de orgullo escondido muy selecto en sus exigencias que no lidia nada bien con mi falta de amor propio.

Nunca doy respuestas porque fabrico demasiadas preguntas para idear más respuestas de las admisibles. Quisiera decirte de una vez por todas las palabras que salen de mi corazón y se quedan sin oxígeno en mi cerebro. Vomitar el terror y el odio. Gritar y llorar hasta vaciarme y dormir en tu regazo sin pedirte más que que seas la vigía de mi sueño. Quisiera obligarte a querer despejar mis dudas, aun no pudiendo. Solo notar que quieres hacerlo. Notar que quieres. Notar las vibraciones. Notar que quieres. Las oscilaciones. Notar que quieres. Sonreír de veras. Sonreír contigo. Notar que quieres. Y estoy tan acojonado...


miércoles, 18 de enero de 2012

+

Le pedí al santo tenerte siempre a mi lado.
Cuando volví, ya te habías ido.

Manjarín

Camino a Santiago,
llegamos a un lugar insólito,
paraje escondido entre montañas,
minúscula cabaña entre gigantes de tierra.
Allí, el último templario
vendido al marketing.
Merchandasing espiritual.
Envuelto en su capa de locura mediática,
vendía pulseras, recuerdos, aromas.
Compré algunas cosas.
No soy la clase de gente
que ve necesario abonarse a souvenirs
para decir a la persona de la que nunca se olvida
que no se olvidó de ella.
Compré algunas cosas.
Y después la vi.
Estaba semienterrada entre collares preciosos.
Era verdaderamente antiestética.
Desteñida, deshilachada.
Una pulsera inquietantemente repulsiva.
La compré y aún la guardo.
Regalar cosas bonitas es más sencillo.
Regalar algo tan feo debe significar mucho.
Aún la guardo, esperando dueño.
Camino a Santiago,
llegamos a un lugar insólito,
paraje escondido entre montañas,
minúscula cabaña entre gigantes de tierra.
Allí, el último templario,
vendido al marketing.
Merchandasing espiritual.
Envuelto en su capa de locura mediática,
vendía pulseras, recuerdos, aromas.
Compré algunas cosas.
No soy la clase de gente
que ve necesario abonarse a souvenirs,
para decir a la persona de la que nunca se olvida,
que no se olvidó de ella.
Compre algunas cosas.
Y después la vi.
Estaba semienterrada entre collares preciosos.
Era verdaderamente antiestética.
Desteñida, deshilachada.
Una pulsera inquietantemente repulsiva.
La compré y aún la guardo.
Regalar cosas bonitas es más sencillo.
Regalar algo tan feo debe significar mucho.
Aún la guardo, esperando dueño.

martes, 17 de enero de 2012

P

Sin mí eres más

Vivo

Correr y exprimir la naturaleza.
Sentir los latidos,
mi corazón galopa.
Ausculta mi respiración,
¡Diagnostícame!
El sudor baila y desciende
simulando meandros.
Estoy vivo.
Adrenalina, fuego.
¡Estoy vivo!
Ya no alcanzo a pensar en otra cosa.
Ni quiero.
Jadeo, pero siento el pecho
lleno de tambores.
Y el frío apenas me importa.
Tengo las manos entumecidas,
mi aliento es vaho,
el recuerdo, garabato inconsistente.
Toqué fondo.
Enloquecí. Fui Mersault postizo.
Reaccioné.
Vi la luz. Comprendí todo de golpe.
Renací. Ave Fénix. Pablo de Tarso.
Vi una luz nacer.
En el fondo de mi pecho.
Donde no hubo nada tanto tiempo.
Sonrío. Funciono.
Muevo los dedos y me deleito en su movimiento.
Acaricio el mástil, curvas anheladas.
Este no soy yo.
¿Qué ha sido del miedo?
¿Y la tristeza?
Estoy vivo. Crédulo. Capaz.
Derrumbo decorados en mi carrera.
Uno tras otro.
El grosor es cada vez mayor.
Empiezan a provocar estrépito al caer.
Se arañan, se cortan, se quiebran, se parten, se destruyen.
Mi voz es rugido.
Cae el último y veo el mar.
Soy ola y marea.
Soy tormenta acristalada.
Soy torrente encauzado.
Ansío escapar.
Desbordar las normas.
Destruir convenciones.
Aplacar iras, desmontar ilusiones.
Acelero y respiro.
Me araña una zarza. Empiezo a sangrar.
Soy humano mas no importa.
No hay límites. No donde yo vivo.
Que nadie me pare. Que nadie lo intente.
Adrenalina, sudor, espasmos.
Que nadie me pare. Es mi turno.
Ellos lo saben y tienen miedo.
Pero es un miedo irracional, innecesario.
Todo va a mejorar. Desde hoy. Por siempre.
Todo es esperanza.
Soy caballada salvaje.
Soy furia.
Tramontana en un mar de esperanza.
El sol emite destellos.
Estoy vivo

jueves, 12 de enero de 2012

Zarpar es lo único que impide encallar



Le he puesto sonido de gaviotas porque soy un friki

Zarpar

Subo la letra. Mañana subiré la canción.

Reconozco que esta fue
la historia que me hizo ver
que sí soy vulnerable.
Reconozco que al marchar
me hice el duro.
Pero sabes que en el fondo no había nada.
Todo era fango
y yo estaba varado.

Aún pudiendo despejar
toda esta ecuación
no habría forma de llegar
al núcleo del error.
Lo peor es que al marchar
me dejaste conmigo.
Y me cuesta admitir que no respiro
si me miras.

Sin duda hemos rescrito la obviedad:
Que nuestros cuerpos nunca encajarán.
Es el momento de saber que zarpar
es lo único que impide encallar.

Sin duda hemos rescrito la obviedad:
Que nuestros cuerpos nunca encajarán.
Es el momento de saber que zarpar
es lo único que impide encallar.

lunes, 9 de enero de 2012

Baile

La coreografía no era tan larga.
Ninguno de los dos sabe
qué estuviste haciendo conmigo.

domingo, 8 de enero de 2012

Dolor

Acostumbrado a la soledad,
la compañía dolía.

Ya no sueño
Soy la infancia de Chinaski.

Valientes

Cuando hablan de ello
rápidamente lo relacionan con alguien cobarde.
Qué fácil es hablar.
Cuando hablan de ello
dicen que es cosa reservada para egoístas.
Que pensando en los demás nunca lo hubieran hecho.
Que saltar o tragar aquellas pastillas
era una forma de escapar a sus responsabilidades.
Sin embargo, cuántas veces hubiéramos deseado desaparecer,
dejar de existir. Apretar un botón y matar hasta nuestro recuerdo.
Cuántas veces y qué poco aplomo.
Cuánto miedo al dolor. A los segundos anteriores.
Y la tiniebla sucesiva.
A la incertidumbre.
Aquellos que bailan al miedo
es porque no pueden esperar algo peor después.
Para mí no son cobardes.
Munchausen murió solo.

Debe sonar estúpido

Debe sonar estúpido,
sobre todo sin mi voz lúgubre acompañándolo.
Debe sonar estúpido
pero a veces mi sorna no es tan alegre.
A veces la veo entre el gentío
y me alejo.
Se me hiela la sangre al verla
doblar la esquina con sus amigas.
A veces la encuentro con él,
se besan y abrazan
y yo y mi miedo nos vamos.
Sonará estúpido, al menos
para quien no me conozca,
pero al esperar el autobús
me alejo unos pasos y visito la esquina
en la que vivían nuestros besos.
A veces la encuentro,
en nuestra esquina.
Sus besos siguen ahí.
Y tampoco está sola.
Hubo un día en que buscando a mis amigos,
la encontré al final de la barra.
Ella pidió más ginebra.
Sonreí. Marché a casa.
Debe sonar estúpido
que la vea tantas veces y ella a mí tan pocas.
Quizá no. Porque nunca es ella.
A veces se le parecen.
Últimamente ni eso.
Debe sonar estúpido. Lo es.
Subconsciente obstinado en hacer saber
a mi conciencia lo que de sobra conoce:
Que no sé olvidarla.
Hay un hombre en la Barcelona nebulosa
que describe Zafón

miércoles, 4 de enero de 2012

Sigo igual

Sigo igual.
Soy el niño pequeño
que se levanta la postilla
y llora al verla sangrar.

Egun euritsu batzuen ostean

Tras unos días lluviosos las mismas dudas de siempre.
Después de que el llanto invisible anegara las calles,
inundara mis rezos, explorara las cumbres.
Después de que la familia estallara en mil bucles,
como la primera implosión que crea una vida.
Después de perderte hasta en sueños, de desmerecerte
en ensoñaciones profundas, sin saber aún quien soy.
Después de acuñar bloqueos emocionales,
de temblar aferrado a las sábanas,
de no dormir por temor a despertar.
Después de odiar la lluvia sin ni siquiera pedir luz.
De afilar utopías con las que suicidarme.
Después de renunciar a mis sueños,
de perder el concurso a la vida,
de encallar en podridos besos,
de oscurecer el sol con sonrisas negras.
No puedo, no sé, no puedo.
No aguanto el credo de las cosas que odio.
Y me odio a mi mismo.
Tan fácil, tan simple.
Después de unos días lluviosos,
el problema sigo siendo yo.

lunes, 2 de enero de 2012

Melismática pura

Lo más difícil,
lo más hermoso que alguien puede hacer
es deja marchar a la persona que quiere.
Dejar de perderse en los caminos rectos.
No es la mejor opción.
Es sólo la semilla de futuras frustraciones,
de arrepentimientos.
Aún así tu paz, o un paso más hacia ella.
Estoy seguro de que serás más feliz.
Al menos tendrás un problema menos.
Un problema menos ahora
que empiezas a encontrar tu camino.
Que no nos olviden
los que no creían en la magia.
Ojalá un día podamos subirnos en un giro del guión.
Ojalá este adiós no sea un hasta siempre.
Ojalá alguien te quiera como te quiero,
como te quise.
Ojalá pueda volver a querer como te quiero,
como te quise.

domingo, 1 de enero de 2012

Hasta las historias mal contadas tienen final

Algo que define a una persona grande es saber cuándo alguien no lo quiere a su lado.
Mejor así. Para mí no, claro, pero eso nunca ha importado demasiado.
Mi regalo de año nuevo será apartarme de en medio. El mejor que nunca te he hecho.
Hasta mis historias mal contadas tienen un final.

EL PRIMERO DE ENERO


El primero de enero, tararí,

será tan gris como un jueves cualquiera,

sin Drácula escalando el Pirulí,

ni marcianos cruzando la frontera.



Más de lo mismo bajo el cielo añil,

Cronos en su fugaz trono vacío,

la anoréxica luna giligil

no exportará vacunas contra el frío.



Llenare otro galpón municipal

y esperaré el diluvio universal

viendo crecer el bosque por la acera.



El primero de enero (del dos mil),

aunque siga muriéndome por ti,

me iré con la primera que me quiera.


Joaquín Sabina