domingo, 1 de enero de 2012

Hasta las historias mal contadas tienen final

Algo que define a una persona grande es saber cuándo alguien no lo quiere a su lado.
Mejor así. Para mí no, claro, pero eso nunca ha importado demasiado.
Mi regalo de año nuevo será apartarme de en medio. El mejor que nunca te he hecho.
Hasta mis historias mal contadas tienen un final.

EL PRIMERO DE ENERO


El primero de enero, tararí,

será tan gris como un jueves cualquiera,

sin Drácula escalando el Pirulí,

ni marcianos cruzando la frontera.



Más de lo mismo bajo el cielo añil,

Cronos en su fugaz trono vacío,

la anoréxica luna giligil

no exportará vacunas contra el frío.



Llenare otro galpón municipal

y esperaré el diluvio universal

viendo crecer el bosque por la acera.



El primero de enero (del dos mil),

aunque siga muriéndome por ti,

me iré con la primera que me quiera.


Joaquín Sabina

1 comentario:

  1. Ni son historias mal contadas, ni es el regalo mejor que le has hecho.
    Claro que yo escucho la historia siempre de tu lado y te tengo pelota, hay que decirlo.
    Lo de que tenga final, ya me parece bastante mejor. Tanto por ella, no menos por ti.
    La del café parece que promete.
    Aunque igual no entiendo nada y sólo escucho lo que quiero oír.

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