miércoles, 16 de marzo de 2011

Imposible

Nos pasamos la vida persiguiendo cosas imposibles. Anteponiendo la dificultad de que un deseo se cumpla a la felicidad que nos suministraría la consecución del objetivo. Como malditos críos. Nunca quisiste jugar con ese camión. No lo habrías hecho si tu hermana no lo hubiera enarbolado con tanto ahínco; ni siquiera lo habrías mirado si no la hubieras visto tan dichada jugando con él. Ya podías tener un ordenador ultrapotente, pero si aquel pedante compañero de clase llevaba un día al colegio su móvil, con GPS, chat, internet, SMS, MMS, filtro de cadenas odiosas en nochevieja y sacacorchos, ahí estabas tú, moqueando como un niño con sinusitis que hubiera pasado la noche dándose un paseo por el polo.
Y así con todo. Cuantas más veces te dice que no una chica, más la quieres. Cuantas más veces te rechazan esa propuesta, más convencido estás de lo brillante que es.
Que lo fácil no es atractivo está claro. Y no te lo reprocho, chaval. A mi también me gusta ganarme las cosas. Que si aparece colgado hoy un título nobiliario en mi habitación le doy la misma importancia que a un póster de Van Damm.
Pero oye: no sé. Quizá podrías ponerte metas plausibles. Por eso de ser feliz algún día. Que no está tan mal.
Empieza ahora mismo. Deja de pensar que tu chica debe ser ella. Deja de obligarte a ser un reputado escritor, futbolista, apicultor o barajeador de cartas y dedícate simplemente a marcarte pequeños objetivos. Aprueba esas tres que te quedan. Llama a aquella chica con la que estabas tan a gusto y a la que dejaste de ver porque le empezabas a gustar. Estudia lo que te gusta. Dedícate a lo que te llena. Empieza a quererte.

Y en un par de años, me cuentas. Hoy empieza la política de lo plausible.
Hoy empiezas a ser feliz.

1 comentario:

  1. Nunca es mal día, ni demasiado tarde para iniciar esa andadura.
    ¡Abbia una buona corsa!

    ResponderEliminar