domingo, 13 de marzo de 2011

A veces

Hay algo de romántico en la verdad.
Hay algo en la verdad que seduce.
Quizá sea que al hablar de nosotros
nos desnudamos, y las curvas de nuestra historia
son tan sinuosas que se nos secan los labios.

Hay algo de histriónico en la forma que me tratas.
Creo que existe alguna lógica en tu papel.
Una delgada línea roja de sinceridad que borda
tus mentiras y verdades.

A veces cuando me hablas, desoigo tus palabras
y me centro en tus gestos.
A veces cuando hablas, me cierro por banda,
te miro y desconecto.

A veces creo que no asumes del todo tu historia.
Que desoyes los sentimientos y te arrastra el contexto.
A veces creo que me amas y no lo reconoces
quizá por miedo a que todo empiece...
y de nuevo, acabe.

Te veo. En mis sueños. En mis miedos.
A veces me sorprendo a mí mismo pensando
cuán feliz sería si emprendieras el regreso.
Pero también sería más feliz de lo que soy ahora,
si nunca te hubiera conocido.

A veces me escucho y me doy miedo.
Y entonces me susurro. "No digas tonterías,
sabes de sobra que sin ella, sin aquel tiempo,
hoy no serías el mismo" Más blando o más triste
me debo a lo que soy; al nombre que me diste,
por el que ahora me conocen.

Pero ya te digo. Son solo algunas veces.
El resto del tiempo me alegro de estar vivo
y ocupo el rato en buscarte en la poesía
y alimentar la esperanza, que crece,
que me vuelve tierno y lleno,
que me vuelve callado y manso.

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