viernes, 14 de octubre de 2011

Quique González y Kirmen Uribe en la semana de la poesía.

Noche mágica la de ayer. No había mejor forma de inaugurar la semana de la poesía bilbaína.
Cuando dos genios se juntan no saben hacer otra cosa que genialidades.
Quique a la guitarra y Kirmen empuñando versos, en una sala pequeña, recogida, intimista.
Sin bambalinas, los artistas tuvieron que recorrer la sala desde la parte trasera, aproximándose al escenario, con un coro de susurros predeciéndoles.
Pisaron las tablas y la sala les ovacionó, aplauso prematuro de lo que posteriormente sería el recital.
Poesía, música y magia. Misma palabra con diferentes matices. La guitarra de Quique estremeciéndose complementó a la perfección a la voz dulce, pausada y distante de un Kirmen Uribe de ojos destelleantes y sonrisa perenne que se pasó todo el recital diseccionando los rostros del público.
Recitó poemas que yo ya había leído, algunos tantas veces que mis labios se movían al compás de los versos. Relató historias de su libro Bilbao-New York-Bilbao, alguna de las cuales ya recaló en el blog hace algún tiempo.
Quique brilló igual que siempre. Apretando el rostro en los agudos que siempre bailan en su timbre único. Mis labios tampoco pudieron descansar con él. Cantó "Algo me aleja de ti" y no pude salvo emocionarme. Hasta los ángeles de la cúpula de la biblioteca, de temática barroca, parecían escuchar con atención y estremecerse.
Luego llegaron inéditos y haikus, y el verso libre parecía aún más vivo.
A veces viene bien entrar durante una hora en un mundo de magia, olvidarnos de que estamos vivos por un segundo, y dejarnos acariciar por el arte y el genio.
Sólo faltabas tú, a mi lado.


No puedo elegir

entre el Mar y la Tierra.

Vivo feliz en la línea que las une.

En esta cinta negra que mueve el viento.

En este largo cabello de un gigante desorientado.

Del Mar me gusta sobre todo su corazón de niño grande.

A veces rabioso, a veces capaz de dibujar

paisajes imposibles.

De la Tierra, sus manos.

No puedo elegir

entre el Mar y la Tierra.

Sé que mi lugar es un hilo fino,

pero en el mar me perdería

y en la Tierra me ahogo.


No puedo elegir, me quedo aquí.

Entre olas verdes y montañas azules.

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