sábado, 4 de junio de 2011

La carta

Cansado de tirar botellas
y maldecir el silencio por respuesta
le llegó un mensaje al náufrago.
Se le llenaron los ojos de lágrimas.

Después de mucho tiempo
con la piel cuarteada
por la sal y el sol,
después de renunciar a la vida,
una carta sin destinatario,
sin remite,
le devolvió el sueño
como agua de mayo.
Guió a la esperanza de regreso
y con su plumaje blanco
eclipsó el sol,
sus llagas sanaron,
su sed amainó,
su tristeza naufragó
en lágrimas de sal.

Aquella carta era un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario