lunes, 6 de junio de 2011

Abelardo y Eloísa

Aquel año no esperábamos la primavera,
pero al final los cerezos florecieron en junio.

Aquel año, la vida, harta de verme caminar en círculo,
dejó un regalo en mi trayectoria, tu sonrisa de vuelta.

Volvieron a florecer poemas, me concedieron el alta
y me reincorporé a mi trabajo de especulador de sueños.

Me reconcilié con Dios, con el destino, con tus días grises.
Me recordaste a qué sabían tus besos.

¿Recuerdas el primero? En aquel portal frente a la Luna.
Oí que llevaron una jardinera y en ella llovieron nomeolvides.

Ahora una placa, de las que reciben a turistas, conserva nuestra historia.
"Abelardo y Eloísa" reza la insignia.

Cada vez que lo veo sonrío y tú conmigo, porque aquellos nunca llegaron a Bilbao,
porque la historia real (la nuestra) no tuvo ni tendrá un final trágico.

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