martes, 14 de junio de 2011

Acrostiche

Para desafiar a los airados Lestrigones,
a la hora de afrontarlos basta una sonrisa,
una sonrisa como la tuya que se erija altiva y
languidezca sus intentos de sembrar el miedo.
A veces, veo que lo mismo pasa en los días en que el
sol se levanta temprano, y no existiendo lestrigones,
abundan los padres sin sentimientos, los jefes que
ladean la cabeza por respuesta, la gente tirana
a la que desprecias, a la que no aguantamos.
Dos son las palabras carnales que conforman la letanía
oblicua que compone mi rezo. Te quiero.

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