sábado, 2 de abril de 2011

Nostalgia

Hay días en los que la pena es insoportable
En los que la vida parece vacía de sentido.
En los que la soledad no es hermosa
aunque tengas a quien contárselo.

Hay días en los que desearía que apretaras mis manos con las tuyas,
que jugases con mi pelo entre tus dedos,
y trataras de arrancarme sonrisas
como un padre a un hijo malcriado.

Hay días en los que hecho de menos tu sonrisa enorme,
el brillo de enamorada encendiendo tus ojos.
La forma en que me mirabas como si yo fuese algo increíble,
y la tenacidad con que me persuadías para convencerme de ello.

Hay días en los que extraño sentirme el rey del mundo,
beberme el mar de tu boca y abarcar el mundo apretando tus senos.
Hay días en los que quiero abrazarte por la cintura y retenerte a mi lado
y que todo este tiempo se nos antoje un mal sueño.

Cada día sueño contigo, y despertar es el peor de los castigos.
Y deambulo triste y aburrido sin el trino de tu risa desquiciada,
sin tu sarcasmo afilado, el único que puede hacer frente al mío.
Hay días en los que pienso que sólo contigo soy yo mismo.

Me gustaría que me abrazaras mientras mi mundo acaba de derrumbarse,
mientras el fuego arde en el Mediterráneo y las alarmas nucleares
nos desvelan de este sueño. Me gustaría que estuvieras aquí
mientras mis certezas se hacen añicos pero, en cierto modo,
entiendo que tú fuiste la primera certeza en ensuciar mi suelo.

Hay días en los que todo me sale frío.
Hasta la poesía se antoja aséptica.
Y ya sólo consigo hacer poemas sencillos y vacíos,
Creo que las musas pasaron mi página.
Ahora que el presente es tiempo perdido,
y el pasado, una quimera en la que me escondo.

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