Se estancan los pozos
y nuestras palabras mueren
antes de partir ,
gráciles y esbeltas.
Se amputa la alegría
en el telediario
y nuestro perdón se adhiere
a la fina capa de polvo
que pincela todo lo quieto.
Si pudiera, ay, si pudiera
traerte un manojo de tréboles de risa,
una flor cerrada esperando tu aliento,
un hada primeriza escondida en el cuento
o el calor venidero de las tardes de julio...
Si pudiera mirarte a los ojos,
quizá entenderías que sólo con tomarme la mano
podríamos escupir a profetas de lo oscuro,
a plañideras de un amor que creen enterrado,
y cumplir los sueños de cobardes
que creen que la vida no es juego.
Si pudieras dejar que fluyera tu paz,
tu sonrisa de pan, tus sentimientos,
quizá, al fin, por un momento
podríamos dominar el mundo
juntos.
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