Ojalá pudiera
parar el mundo
en aquel beso redondo
que cambió la trama
de mi novela
y noveló tramas nuevas
que yo solo
jamás hubiese imaginado.
Ojalá tuviera el secreto
que esconden tus ojos negros
archivado en la memoria
Ojalá pudiera decirte
he sido tan bobo
he hablado tanto y tan alto
de cosas que poco sabía.
He abierto tantos cajones
sin mirar qué había dentro...
Ojalá no fuera tarde
para escribir un lo siento
en el jardín de tu conciencia.
Ojalá supiera estremecerte,
recordarte el tiempo
en el que el ocaso
siempre era amanecer,
nuestra risa
dominaba al llanto
y el mundo,
un detalle apenas,
un detalle apenas,
se emborronaba
cada vez
cada vez
que achicábamos la pena con un beso.
Ojalá acaso tuviera la página
que tejí poblando tus sueños,
mirándote mientras dormías
y en la que escribí
la fórmula exacta
para que nunca muriese
el deseo de estar vivos.
Ojalá el nada de nosotros
y
el cada vez más yo
y
el cada vez más yo
corrieran en círculos
abocándose al olvido
de una bañera sin corcho.
Ojalá me quedaran fuerzas
para decirte
te extraño.
te extraño.
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