miércoles, 6 de abril de 2011

Ojalá



Ojalá pudiera

parar el mundo

en aquel beso redondo

que cambió la trama

de mi novela

y noveló tramas nuevas

que yo solo

jamás hubiese imaginado.



Ojalá tuviera el secreto

que esconden tus ojos negros

archivado en la memoria

Ojalá pudiera decirte

he sido tan bobo

he hablado tanto y tan alto

de cosas que poco sabía.

He abierto tantos cajones

sin mirar qué había dentro...

Ojalá no fuera tarde

para escribir un lo siento

en el jardín de tu conciencia.



Ojalá supiera estremecerte,

recordarte el tiempo

en el que el ocaso

siempre era amanecer,

 nuestra risa

dominaba al llanto

y el mundo,

un detalle apenas,

se emborronaba

cada vez

que achicábamos la pena con un beso.



Ojalá acaso tuviera la página

que tejí poblando tus sueños,

mirándote mientras dormías

y en la que escribí

la fórmula exacta

para que nunca muriese

el deseo de estar vivos.



Ojalá el nada de nosotros

y

el cada vez más yo

corrieran en círculos

abocándose al olvido

de una bañera sin corcho.

Ojalá me quedaran fuerzas

para decirte

 te extraño.

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