lunes, 4 de abril de 2011

Pregunta

- Y no sé bien cómo sobrellevarlo...
-Bueno, ya sabes lo que decía Uribe. Los seres humanos nos parecemos a los árboles y a los peces. Podemos conocer la edad de éstos seccionando y contando los anillos que los años han dibujado en sus vientres, uno por cada invierno pasado. Y en cierta forma somos iguales. Lo que nos queda grabado son los temporales, las temporadas de clima frío, los días difíciles. La única forma de mejorar, de construir nuestra propia personalidad es sufrir, y aprender a dar la vuelta a ese sufrimiento.
- Entonces, ¿la vida es sufrimiento?
- No, claro que no. La vida fluctúa. Y está bien que lo haga. Si no conociéramos el dolor no valoraríamos la alegría. Ahora te sientes vacío, y sé que llevas un año de lo más duro, pero esto te ayuda a conocerte. Y llegarán tiempos mejores, y se volverán a ir. Volverán las oscuras golondrinas y con ellas las penas. Pero tú te cobijas en el idealismo. Siempre esperas que la vida traiga algo bueno, y ya te deberías haber dado cuenta de que nadie nos prometió un jardín de rosas. Nadie habló de la ataraxia. Aún te queda tanto por aprender...
- ¿Y conocer el dolor no podría suponer vivir con miedo a ser feliz? Con miedo a que la fugacidad de la felicidad nos suponga un dolor mayor?
- ¿Como Andrés Hurtado? Verás... El dolor enseña a ser prudente, pero eso no nos debe suponer un lastre a la hora de buscar la felicidad, sino todo lo contrario. El dolor debe ser la premisa para aceptar que la felicidad es un bien escaso y la razón de que nos abracemos a ella en los breves momentos que la tocamos con los dedos.
De lo que se trata es de buscarla, de perseguirla. ¿No acabas de hacer un exámen sobre Marx? Los seres humanos debemos dejar de elucubrar y ampararnos en la metafísica y tratar de luchar de una vez para cambiar la realidad que nos rodea, la que nos hace infelices.
- ¿Y si la realidad es inmutable? Creo que la solución reside en cambiar nosotros mismos antes de pedir al mundo que cambie. En reprimir nuestros deseos. Pero acabaríamos como los hombres acomplejados que definió Freud y, además, ¿eso cómo se cambia? Cómo se puede renunciar al amor o a la amistad sincera? ¿Cómo se puede aceptar la hipocresía moral de los que te rodean?
-El amor es una respuesta biológica a la cuestión reproductiva del ser humano.
- Ya hemos tenido mil veces esta discusión, y eso es una chorrada. Si tratas de bio-mecanizar las relaciones humanas deberías ser consecuente con los hechos:¿ en qué grado puede depender de la necesidad de procrear que nos enamoremos de una persona y no de otra? ¿En qué grado puede la biología dar una respuesta naturalista a la felicidad que proporciona estar enamorado? No te hablo de sexo, te hablo de un sentimiento más profundo.
- ¿Y de qué forma te ayuda el "amor" que defines, fundamento de tu búsqueda de felicidad, si no te proporciona más que desencuentros y desvelos?
El amor es azar, pura probabilidad. El sentimiento depende del momento, del día, del lugar y del contexto.
Cuando creces buscas la estabilidad, no el amor. El amor se muere. El amor en nuestro tiempo es un enfermo terminal que trata a sus enfermeras con sorna. Y tú eres una de esas enfermeras. Con cofia y delantal, desviviéndote por sanar un sentimentalismo que ya no está vigente, que la sociedad ha enterrado.
- ¿Pero entonces dónde están los momentos buenos que nos reservan la vida? Si el amor es una quimera, si Dios ha muerto, si la amistad es una conjura empuñada por el instinto de supervivencia, cortesía de los erizos... ¿A qué venimos?
- A dar una respuesta a esa pregunta.

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