martes, 15 de febrero de 2011

Pizza

Miré el envase de la pizza. Tarea fácil: Precalentar el horno de 5 a 10 minutos a una temperatura de 200 ºC. Meter la pizza en el horno y esperar alrededor de diez minutos. Una vez horneada, esparcir la salsa barbacoa sobre la pizza...
Espera. ¿Una vez horneada? Mi espíritu innovador siempre se pone en marcha con las cosas más absurdas... Pensé que la salsa estaría fría: recién la había sacado de la nevera, y sería mejor echar la salsa antes de sacar la pizza en el horno.
Así que manos a la obra. Abrí el horno y saqué a medias la bandejita donde estaba la pizza. Comencé a esparcir la salsa mientras la bandeja del demonio se balanceba... hasta que, como era de esperar, cayó, pringando todo de salsa y verificando la ley de Murphy. La pizza no podía caer por la parte de la masa. Así que haciendo acopio de toda mi concentración comencé a reconstruirla para meterla de nuevo en el horno, mientras toda la salsa quedaba en el suelo, dejándolo pringoso.
Cuando conseguí recomponer algo parecido a la masa uniforme y redonda que se mostraba en el envase, me quemé. Me quemé y ahuyé, como un lobo... como un lobo que se quema los dedos en el horno ( nadie es perfecto, ni los lobos). Después me comí despacio la pizza, seca por la falta de salsa(derramada en el suelo), contemplando mi dedo, que se iba poniendo poco a poco del color de la salsa.

Pero yo que sé. Me gusta ser optimista. Quizá si ahora me fijo en los dedos de la gente y encuentro una cicatriz tan espantosa como la mía, comprenda que me encuentro ante alguien tan innovador y torpe como yo. Quizá sea mi alma gemela. Quizá le guste también la salsa caliente.

1 comentario:

  1. Lo que sí tienes es el dedo quemado (hay que neterlo inmediatamente en el chorro de agua fría, hasta que se enfríe), además de una santa paciencia.

    Igual también te movía un hambre feroz.

    La verdad es que después de tantos acontecimientos a la contra, se me hubieran quitado las ganas de comer pizza. Sí que estás optimista.

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