domingo, 27 de febrero de 2011

Estela

- ¿Sabes? Echaba de menos nuestras discusiones.
- Deberías venir a verme más a menudo.
-Joder... ¿¿y me lo dices tú?? ¿¿El que se pasa la vida enclaustrado?? Si no suspendieras cinco no me obligarías a venir aquí a las cuatro de la tarde. Tío, esta hora fue concebida para dormir.
-Bueno... ¿y tú que tal?
-Las notas?
- No, las notas no. No quiero que me aburras. ¿Qué tal estás?
- Mmmmm... No sé. No sé ni cómo estoy.
-¿Novedades?
-No, por lo menos en la forma... y eso es lo que me preocupa, ¿sabes? A veces siento la necesidad de desdoblarme como los personajes de Annie Hall para dirigirme a la cámara. Dejar por un momento de lado mi enternecedor narcisismo y desnudar mis miedos... Y creo que... Creo que son muchos.
- A las arañas, a los ascensores...
- No seas idiota. No hablo de fobias... Nunca sientes vértigo? La sensación de que quizá te estés equivocando? A veces vivo con una certeza como cimiento, y construyo mi vida en torno a ella, sin plantearme si esa certeza es veraz. Quiero decir... Parece que nada me afecta del todo, que nada consigue calarme, que no conozco el dolor... Porque siempre me consuelo aferrándome a esa primera certeza. Pero... ¿y si es mentira?? Si fuera mentira no tendría nada.
- Creo que te sigo.
- Me refiero a que la vida es un poco vacía, ¿me entiendes? Bueno, qué te voy a decir yo a ti que te pasas el día en casa. Los que todavía no hemos vivido el desengaño de la fauna social tenemos que lidiar con una vida rutinaria... Y a mí se me asemeja a un ciclo. ¿Sabes? Y en el interior de todo ésto está ella, su regreso... mi marcha a Madrid, la publicación de algo...
- Entiendo.
- Creo que siempre he vivido pensando que el destino existe. No como un subproducto de Dios, ni un plan divino, no me malinterpretes... Pero a veces me sorprende mi capacidad para adelantar acontecimientos y adivinar las consecuencias de mis actos... Y yo que sé... Lo atribuyo al alma reminiscente de Platón. No sé... No sé ni por qué me creo lo que estudio. Luego me las doy de escéptico pero la verdad es que muchas de esas cosas me calan muy hondo.
Y otras veces creo que los destinos son como carreteras. A veces paseo entre la gente y me parece ver un mapa. Y veo a gente de la que parten senderos, caminos carreteras... Después se bifurcan y van a parar a su familia... o sus ambiciones.
Pero creo que para encontrar la felicidad algunos de esos caminos deben coincidir. Y yo estoy seguro de que de mí parte una autopista... hacia Madrid... y hacia ella. Pero a veces tengo la sensación de que de ella parte la estela de una estrella fugaz... que está muy lejos de mi alcance. Y además Gallardón está cargándose las autopistas en Madrid... y los desengaños mi esperanza.
- Creo que alguien que no haya leído tantos libros y no tenga esa estúpida capacidad de abstracción lo llamaría miedo.
- Estoy temblando...
- De todas formas está muy claro lo que te falta. Capacidad de improvisación, dejar de planearlo todo antes de poder afrontarlo. ¿Me entiendes? A veces ves tu vida desde lejos, planteándola, poniéndote metas... y no disfrutas de los logros cuando las alcanzas. Y parece que poco a poco lo vas entendiendo, creo que estás en un interesante intento de renacimiento.
Y ya que toda esta conversación sólo tiene un tema importante.... Creo que la estela de esa estrella apunta directamente hacia tí.
¿Sabes lo que más me gusta de ti? Que siempre dices "No sé" y lo sabes todo. Seguramente estarás equivocado... como todos. Pero ciertamente tienes respuestas para todas tus preguntas... Y eso no es ser narcisista... más bien eres un racionalista empedernido

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