martes, 15 de febrero de 2011

Matrix está cambiando por la confesión brutal de tu relato...

Y viendo como la filosofía que empezaba a imperar en mi corazón me deprimía decidí regresarme a las antiguas certezas: a la capa de barniz optimista con la que empañaba el mundo cuando aún era mía.
Y no sé, creo que me sentí mejor.

Ésto lo escribí hace ya casi un año.

No sé si Dios sueña con su poder, ni si la Mariana de Silvio Rodriguez logró acabar siendo la canción de un músico bohemio y cuarteado por los años, que mezclase los posos de su antiguo talento con tragos de una botella de ron medio vacía. O medio llena. Saramago dijo en una ocasión que odia la etiqueta que le cataloga de pesimista;no existe el pesimista, sino el optimista bien informado. Ojalá los periódicos dejaran retazos de esperanza en los felpudos y no los ennegrecieran con restos de petróleo hechos letras.
Pero puede que debamos cambiar nosotros, cambiar antes de pedir que cambie el mundo en el que vivimos resignados.(...)
"Hoy puede ser un gran día, planteatelo así..."Pero es que no sé convencerme de nada cuando no te siento cerca.(...)
Solemos despreciar el aliento de aquellos que nos amparan día día, y caer en pozos de tristeza cuando esas personas se van, cuando nos fallan, nos decepcionan...
El hombre es un animal racional por naturaleza, capacitado de abstracción. No he leído en ningún libro que el hombre sea un animal pesimista por naturaleza, y no hay día en que salga a la calle o busque entre los recovecos de mi conciencia y no lo constate.
Pero... ¿ de qué coño nos sirve una autocompasión que creemos que repercutirá en los demás como repercutiría una maza, y que aún nos hunde más y nos hace sentir más solos?
La única razón de sentirse solo es no sentirse acompañado, y eso no es problema de los que nos rodean, sino nuestra.
Yo no quiero ser cartero de Neruda, porque Neruda no necesita aprender nada del mundo.
Quiero que Neruda sea mi cartero, que caigan los estereotipos y que la autocompasión y el pesimismo desfilen en fila india lejos de mi conciencia.
Quiero que Neruda sea feliz allá donde esté, que Mariana haya conseguido ser canción, que nunca den cuerda a los relojes de Saramago para así alimentar aún más su amor inmortal.(...)

Me encantaría que el viejo músico fuera asustado por el fantasma de su orgullo y la botella se vertiera en el mar del olvido, y con ellas sus miedos y aversiones.

Entonces tú y yo sonreiremos y diremos que saldremos adelante. No por los demás. No por un mundo que no se merece nada.
Por nosotros.

Quiero ser la lluvia al otro lado del cristal...

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