domingo, 1 de mayo de 2011

Carta a Patricia (I)

Si el tiempo y la enfermedad son magnánimes y consigo redactar estas líneas antes de que mi llama se apague habré cumplido con mi parte. Confío en que la suerte y mi mensajero consigan encontrarte, y así mi alma no muera conmigo; y así mi alma viva por siempre en estas líneas con la persona a la que perteneció desde donde mi recuerdo alcanza.
Si alguien que no fuera su destinataria leyera esto último quizá pensaría que te conozco desde mi más tierna infancia, y aún no siendo así, no fue sino tu aparición lo que inició la serie de acontecimientos a la que yo llamo "vida". Todo lo anterior, posterior o ajeno a ti pertenece a otra dimensión, a una historia novelada, que hoy, desde mi lecho de muerte, apenas consigo razonar.
La historia de esta llama, que por momentos se alarga y  afina jugueteando con el viento que amenaza con vencerla, se remonta a un septiembre lejano; un septiembre con olor a cannabis y polen, pues aún siendo el inicio del otoño, para mí presagiaba vida, como la primavera.
Tengo grabada a fuego en la memoria tu entrada en  clase, llegabas tarde.
Existía en toda la facultad esa suerte de nerviosismo que empaña todo lo nuevo. Era el primer año de carrera . Algunos, después del silencio inicial que se condensó en la clase magistral, hablábamos y reíamos, masticando sinsentidos, esperando ansiosos la aparición del rector que nos daría el pistoletazo de salida.
Tu permanecías callada, más pequeña aún que de costumbre, diseccionando la clase con tus enormes ojos negros y atenta a la conversación que manteníamos mis amigos y yo. De vez en cuando te sentía reír. Cuando se cruzaron nuestras miradas sentí esa chispa que acabaría por germinar en esta llama moribunda, que ni los años ni los desengaños consiguieron soliviantar, que sólo la muerte, dama hostil y fría, conseguirá apagar en su gélido abrazo.

7 comentarios:

  1. ¡Perdona! ¿puedo discrepar en que un amor así no acaba con la muerte?

    ResponderEliminar
  2. Seguro que sí. Pero si no firmas no podré convencerte de lo contrario

    ResponderEliminar
  3. Aunque firme, tampoco.

    ResponderEliminar
  4. Un amor acaba con la muerte del amante. Y no te molestes en convencer a nadie de lo contrario :)

    ResponderEliminar
  5. ¿Sabes? Por una parte... quiero que esa dimensión que pertenece a una sola persona, dos en realidad, no acabe nunca. ¡Qué egosita!, verdad?
    Sí, es egoista. Pero es así

    16

    ResponderEliminar
  6. te quedan los 11 años que me quedan de vida ;)

    ResponderEliminar
  7. Si te quedasen 11 años de verdad haría cualquier cosa porque hubiese un número 12. El 13 es cosa tuya ;)

    ResponderEliminar