miércoles, 11 de mayo de 2011

Paredes invisibles

Adrenalina en camas separadas.
Susurros ahogados. Un buenas noches
que se pierde en la negrura.
Y tu aliento, que baila sobre mi almohada.

Mi voz varada en tu mesilla.
Nos separa la distancia.
Nos acercan los anhelos
y este silencio infinito.

Cada segundo que dedico
a mis universos ficticios
es una lágrima ahorrada.
Una sonrisa arrancada al mundo.
Pues no hay mundo más real
que el de los sueños,
ni sueño más recurrente
que en el que habitan tus besos,
ni besos tan palpables como los que
me das mientras duermo.

Pues no hay instrumento ideado
que reduzca el deseo
de que mi voz vuelva conmigo
y tú recuperes tu aliento
y fundamos nuestras camas y besos soñados
en un abrazo de ensueño.

Enséñame a besar
y no saques la lengua.
Me distancié del tiempo;
tardaba demasiado en traerte de regreso.

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