sábado, 28 de mayo de 2011

La paz que nos impusieron

Un aire que huele a limpio
acaricia la conciencia de los jóvenes
como lo haría la brisa en primavera
con el cerezo en flor.

Y alarmados y consecuentes con su realidad
tapan la calle, persiguen utopías,
escriben, dialogan, reclaman
lo que la teoría les concede,
lo que la realidad les quita.

Los medios, asustados,
tejen conspiraciones,
amalgamas quijotescas
que retengan a mayores en sus casas,
olvidando Mayo del 68,
olvidando todo aquello
que sufrieron y lucharon
y que hoy se plasma en nada.

Burocracias imposibles,
democracias otorgadas
a fines afines
a delfines del sector
inmobiliario
que rumian para que la revolución
no salpique sus negocios.

Herederos de un testigo que no recuerdan,
muchachos manchados en sangre,
miradas mojadas en paz y
corazones manchados de coraje
plantan cara a hordas uniformadas
que tratan de restablecer
la paz que nos impusieron.

Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica

1 comentario:

  1. A los jóvenes de hoy en día se os va a conocer como los miluritas; los que necesitaban ser al menos dos para poder pagar una hipoteca; los del 42% en el paro; los indignados del 15 M; los de los contratos basura, los de Bolonia; los más dotados de competencias; los de haber trabajado, con suerte, en cinco trabajos distintos antes de los 27 años; los que os echaban del trabajo al acabar el contrato en prácticas; los que vivieron la burbuja inmobiliaria; los jugadores de la wii; lo que usaron los primeros smartphones; los coetáneos de las primeras clonaciones;los que vieron caer las torres gemelas por la televisión en directo; los nacidos entre Chernobil y Fukushima; los primeros usuarios de las redes sociales y ......y tantas otras cosas que olvido del recuento.

    "Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica"

    ResponderEliminar