domingo, 22 de mayo de 2011

Tiempo

Sentado a la orilla,
miro el río de mi vida.
Temo los rápidos,
los remolinos en los que
no puedo aferrarme a nada.
Los días grises que
omitimos en nuestras historias.
Las noches en silencio y soledad.
Las lecturas valdías,
los remordimientos,
verme más alto,
mayor, sentir que el tiempo
inexorable
incuestionable
impersonal
se escurre entre mis dedos.
El espejo a veces se ríe
con sorna.
¿Merece la pena?

1 comentario:

  1. Después de los rápidos de tu río habrá también remansos de paz y tranquilidad y de aguas diáfanas y transparentes en las que mirarte y aferrarte a su lento fluir. No todos los días amanecen grises y los que son de ese color ayudan a disfrutar más de los de coloridos apasionados. Pocas lecturas resultan baldías y el silencio, la soledad y los remordimientos ayudan a hacerse mayor. El tiempo es bueno que se pierda sin controlarlo del todo, por eso hay minutos de 10 segundos y segundos que duran horas; personalízalo. El espejo te devolverá también sonrisas amables y benevolentes, depende de la cara que le pongas.
    No dudes, tú sabes que merece la pena.

    ResponderEliminar