sábado, 24 de septiembre de 2011

Qué bueno despertarte

Aquí está tu café.
Qué bueno despertarte
y ver la mañana cruzando por tus ojos.
Tienes mi corazón rizándose en tus pestañas
y la arruga de mi almohada marcada en tu mejilla.

No me chilles.
Ya te dije que la taza quemaba.
Siempre con prisas.
¿No ves que el día es nuestro?
Podemos saborearlo,
dejar que nos recorra
como el humo del cigarro que ahora exhalas.

No, no hay cenicero en casa.
Nadie fuma.
Así que mejor sal al balcón.
Pero vístete antes.
¿Celos? ¿Yo?
Más bien pensaba en los vecinos.
No quiero que nos llenen el patio de babas.

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