martes, 20 de diciembre de 2011

Vas a acordarte de mí

Qué difícil es verte equivocada en otros brazos.
Qué fácil ahora discernir las mentiras de tu pasado.
Me acuesto pensándote, sin esa sonrisa antigua,
aprieto los dientes y cambio mil veces de postura
para que la espina deje de clavarse.
Te regalo bendiciones y buena suerte
regada en vino y sangre,
y mientras, me vacío un poco más.
Te imagino desnuda
acariciando otra piel
más suave que la mía,
menos agradecida.
Te imagino radiante,
más feliz que nunca,
más de lo que jamás pude hacerte,
visitando nuevos jardines,
abriendo cartas,
usando las mismas frases
con la que alimentaste mi ilusión e inocencia.
Escribo canciones en las que te obligo a recordarme,
nunca antes había mentido cantando.
Se las regalo al público.
Las oirán más gente de la que necesito y soporto.
Ojalá estuvieras asomándote entre las caras,
regalándome aquella lágrima que perteneció a otras batallas,
que ya nadie recuerda, sólo yo, porque a nadie contaste.
Así que seguiré cantando, regalando dolor e insomnio,
y no veré a la gente llegar.
Sentiré la plaza vacía,
porque solo tú podrías llenarla/me.

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