sábado, 20 de agosto de 2011

Cycling around

Se quedó tu beso colgando de las ramas de un árbol,
reposando tras bailar con la tormenta
que arrastró el sopor y el bochorno veraniego.

Olía bien, a lluvia depositada, a orden repuesto,
y yo pedaleaba cada vez más rápido para que la lluvia
del suelo me lavara las lágrimas.

Los dientes apretados, corría hacia lo imposible,
hasta ti.
Qué bueno es mezclar las derrotas con el agua del arroyo,
hasta que adormezca los músculos y la tristeza.

Pasamos la vida buscando el fin último,
sin saber qué es, con la única certeza de que no habrá lado oscuro
donde crezca el musgo de la desconfianza.

Pasamos los días buscando la perfección, la mejora,
sin entender que si admitiéramos nuestro estado actual
como perfecto, lo sería.

Hay que finalizar la búsqueda para hallar algo,
dejar de buscar, dejar de buscar y, pensar, al fin,
que lo tenemos todo,
dentro,
hondo.

Me visto de nuevo. El sol zarandea mis extremidades.
Regreso a casa

2 comentarios:

  1. "El sol zarandea mis extremidades"
    No he pillado la metáfora.

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  2. Como si alguien despertara a otro zarandeándolo, el sol hacía lo propio conmigo, devolviendo a mis miembros congelados por el agua del arroyo su calor original

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