domingo, 21 de agosto de 2011

Touché

Esa lágrima parecía haber aparcado definitivamente en el linde de tus pestañas,
una honda arruga cruzaba tu frente,
te tragabas los sollozos
y hacías música con una llantina acallada y convulsa.

Me dijiste algo así como que no eras nada,
que no te querías,
ni merecías mi amor ni otros dones.

Repetías que no eras tan especial como creía,
y yo callaba.

Hasta que hablé y te dejé sin réplica.

"Quizá no seas nada del otro mundo,
lo innegociabe es que lo eres todo en el mío."

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