miércoles, 16 de enero de 2013

Gris

Ya no lo recuerdas
pero yo siempre di la cara por ti.
Discutí con un sol 
cansado de tus eclipses.
Amainé la tormenta
celosa del gris de tu iris.
Te disculpé 
frente a un arco iris enojado
que creyó suyo
el cromatismo de tu risa.
Pero al fin
me cansé de luchar con mi mundo.
Y ahora que me rindo
y aprendo a olvidarte
me despierta como ayer un sol
enojado por tu pulso airado.
Le entiendo. Estás radiante.
Pero ya no eres mi lucha.
Creo que me acostumbré a la sombra.
Que aprendí que el gris de mi vida
es más benévolo que el de tu mirada.

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